Algunos peregrinos echan por tierra la mejor imagen del Cabo Fisterra

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

SANTI GARRIDO

Los milladoiros van a más, el abandono de ropa y calzado se mantiene, y al menos bajan las quemas

14 oct 2017 . Actualizado a las 15:28 h.

Si hay un problema que afecta al Cabo Fisterra desde hace años es el descuido, incluso desprecio y vandalismo, en todo el entorno natural situado debajo del faro. Va por oleadas, varía la casuística, pero todo deriva en una imagen de suciedad que en nada beneficia a uno de los puntos más visitados de Galicia.

Y el problema sigue. Los milladoiros, esa absurda moda de mover las piedras de su sitio ycolocarlas en vertical, son ya una plaga. Hay decenas, muy probablemente centenares. En cualquier punto al que se acceda aparecen uno o varios. Algunos, con notas. Pese a que se derriban, surgen otros nuevos, grandes y pequeños. Algunos, con base sólida y de los que no se hacen en tres minutos. Otros, al lado de fogatas. Tal vez sea esta la mejor noticia: todavía hay muchos restos, pero nada que ver, por ejemplo, con las que se hacían hasta hace un año o menos, donde era complicado no pisar ceniza. Con todo, hasta en la parte más baja, casi junto al mar, las hay. Y justamente ahí el riesgo de que se extiendan las llamas, como ya ha sucedido, es mayor.

Por lo demás, nada nuevo: botas, zapatillas, bastones, prendas diversas, objetos personales... Todo ello salpica el conjunto del Cabo, tal vez una experiencia mística para quien lo abandona, pero suciedad los días siguientes, fruto del viento, el calor, la tierra, la lluvia (cuando la hay) y las pisadas. También abundan las situaciones de riesgo: peregrinos que se colocan en lo alto de piedras como salientes de acantilados, otros que se acercan demasiado al mar, algunos que suben a los postes metálicos que aguantan de cables o antenas. Pasó más de lo que pasa, y hubo que tapar la zona inferior, de esos postes, pero incluso así hay quien sabe trepar por ellos.

El Concello puso remedio durante una temporada, pero se acabó la subvención con la colaboración de la Diputación. Está a punto de sacar miles de trípticos informando en varios idiomas de lo que no se puede hacer, pero faltan algunos detalles. A ver este mes.

El teniente de alcalde, Xan Carlos Sar, asegura que este verano no llegó la ayuda de la Xunta y no se pudo contratar a nadie, y que los concellos tienen muy difícil poder hacer contrataciones. La Policía Local, asegura, accede muchas veces, y algunos vecinos les avisan cuando ven comportamientos no idóneos. «Pero é moi complicado. Non podes ir seguindo a cada persoa que baixa por alí para ver que vai facer», se lamenta. La única solución es que los visitantes adquieran comportamientos cívicos. Pero parece que los malos se propagan: ya hay quien construye milladoiros hasta en Mar de Fóra.