Centenares de casas de la zona rural están a la venta en la comarca

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

BASILIO BELLO

La despoblación acarrea el abandono, algo impensable hace pocos años

17 sep 2017 . Actualizado a las 11:03 h.

Centenares de casas están a la venta en las zonas rurales de la Costa da Morte. Este hecho, visto desde un observador externo, no pasaría de ser un dato más dentro de la normalidad del mercado inmobiliario, como ocurre desde siempre con los pisos, nuevos y usados, en las áreas urbanas. Pero en realidad es toda una revolución en una tierra en la que el apego a la propiedad familiar es extremadamente intenso. O era. Basta ver los carteles colgados en las casas y las numerosas imágenes de las viviendas en los portales inmobiliarios para comprender que las cosas han cambiado mucho. Hace tan solo quince años, las ventas en el rural eran anecdóticas. Y, desde un cierto punto de vista, con un sentir de cierta vergüenza cuando no quedaba más remedio que deshacerse de ella. También en esto la mentalidad ha variado y ahora es más europea, más urbanista, mercantilista o práctica, según como se quiera ver,

Con todo, que haya muchas viviendas a la venta no quiere decir que se vendan todas. «Hai moita oferta, e medra constantemente, pero que se venda é outra cousa. Algunha tarda bastante en facelo», señala Alfonso Villar López, de Elías Inmobiliaria de Baio, cuya web es una buena radiografía de lo que se puede encontrar en el mercado en toda la Costa da Morte, con propiedades desde Fisterra hasta Arteixo. Explica que las cosas no son como eran: «Cada caso é como é, pero pasa moito que morren os pais, os fillos están fóra e non queren ir para ela, non a necesitan, e o que fan é vender e punto», explica. No cree que hacerse cargo del impuesto de sucesiones sea un motivo. «Non, aínda que noutros sitios é moi alto, aquí agora é baixo, non é ese o motivo para vender». En su opinión (el IGE lo corrobora) el alarmante descenso de población en la mayor parte de los concellos de la Costa da Morte tiene su correlato inmobiliario. Municipios como Cabana o Zas, que no hace tanto rozaban los 6.000 habitantes, ahora descienden si nada lo remedia hacia los 4.500. Y como esos, más.

Inma Arán, de la inmobiliaria Arquitect de la calle del Sol en Carballo, coincide en que este mercado va en aumento. «E antes era case imposible. En 15 anos, que é o tempo que eu levo nisto, notouse moito. Antes era case imposible ver algo así. Sempre había un herdeiro que se acababa quedando coa casa, para que se mantivese o núcleo familiar, pero xa non hai problema en que iso non sexa así», explica.

En esta línea, señala que hace años, cuando se vendía alguna casa familiar, el propietario solía hacerlo discretamente, sin carteles, «preguntando se sabías e alguén de confianza que puidera comprar». La mentalidad en ese caso también se ha adaptado a los nuevos tiempos, en los que Internet tiene mucho que ver.

Chus Arán, que también gestiona numerosas propiedades inmobiliarias en Carballo, cree que el hecho de que no haya promociones nuevas contribuye a animar el sector de las de segunda mano, al margen de otros factores. Y que también se da mucho la opción de reformar y restaurar, o que se valora la posibilidad de tener una parcela, más o menos grande, al lado de la vivienda. Otra ventaja son estar construidas en piedra, tener incluso lareira, poco gasto en calefacción, aire o mantenimiento en general, y también los buenos precios. Un cúmulo de condiciones que atraen al comprador.

Desde unos 60.000 euros hasta 300.000 o más

En los pisos es fácil tener cuatro o cinco criterios básicos para fijar precios orientativos, pero en las casas, el margen es amplísimo. Depende de cada caso: ubicación, estado, superficie de casa y parcela (o no), necesidad de reformas, materiales... Villar señala que la horquilla pueda empezar en los 60.000 euros y llegar a los 300.000 o más. Esta última cifra es la que se pide, por cierto, por una casa situada en Baio Pequeno, la del que fue general médico de Franco Ovidio Vidal Ríos. Una propiedad extraordinaria que incluye un enorme jardín que parece un recinto botánico. Entre ambas cantidades hay mucho donde elegir. Tal vez entre los 150.000 y los 200.000 sea el rango donde más se encuentra.

Inma Arán señala que a la hora de decirse por una casa en una zona rural hay que tener más factores en cuenta que el precio. Uno no menor es el desplazamiento. Sin coche, poco se puede hacer. También hay que calcular bien el precio de las reformas. A veces, si uno se deja ir, le saldrá incluso más caro que una casa nueva. Pero eso ya depende de las necesidades y la economía de cada comprador.