«Viaje a la esencia de la Costa da Morte»

Xosé Ameixeiras
X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Ana Garcia

Un grupo formado por decenas de vascos recorrió parte del litoral de la zona

12 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son gente enviciada en el caminar. Miden a pasos el valor de la humanidad. Jesús Vázquez Bande (71 años), que con tres se marchó de Melide a Bilbao con sus padres, calcula que recorrerá cada año unos 1.000 kilómetros por alguno de los caminos a Compostela. Es el vocal de la Asociación de Amigos del Amigos del Camino de Santiago de Vizcaya. El secretario de la entidad, Luis Alberto Cantera Carranza (67), principal activista del grupo, lo confirma. Salen varias veces al año por la senda xacobea. La pasada semana viajaron al corazón de la Costa da Morte. Eran casi unos cuarenta y midieron con sus pies parte del litoral y disfrutaron de los percebes y el encaje. El Camiño dos Faros es para ellos la «esencia de la Costa da Morte»

Llegaron el primer domingo de este mes y se estrenaron con una charla en Dombate para conocer algo de los primeros pobladores de Galicia. Los bendijo una llovizna pertinaz mientras bajaban por la Ruta dos Muíños hacia su hospedaje de los primeros días en Neaño (Cabana de Bergantiños). El exprofesor de A Ponte do Porto, Javier Sesma, ahora afincado en el País Vasco, fue el que les preparó el viaje y los guio.

El grupo nació del apoyo a la gesta del periodista vasco Guillermo Nagore, que en el 2012 recorrió 6.000 kilómetros entre Fisterra y Jerusalén para llamar la atención sobre las necesidades de los enfermos de alzhéimer. A partir de ahí se formó en Euskadi esta pandilla de amigos que se tomó los caminos como una forma de alimentar la fraternidad. Hacen multitud de salidas. Este fin de semana se fueron de la Costa da Morte. «Es un recorrido maravilloso», apunta Jesús Vázquez, que aunque se dice bilbaíno, siente gran atracción por la tierra de sus padres. Tanto Jesús como Javier destacan la colaboración de los concellos por haber limpiado los senderos. Siguieron en gran parte el Camiño dos Faros, unos por la señalización hecha por los promotores de esta ruta, y otros por itinerarios más seguros.

«Fueron unas jornadas muy agradables», comentaba ayer Vázquez Bande, ya en su domicilio. Algo que certificaba Luis Alberto Cantera Carranza: «Fueron días de relajo y diversión». En cualquier caso coinciden: «Nos ha gustado muchísimo». Es muy diferente a la mayor parte de los tramos y variantes del Camino de Santiago que ellos recorren una y otra vez. «Galicia tiene muchas cosas que ver», comenta Luis Cantera, que ya tiene experiencia de haber hecho la senda de Fisterra con algunos elementos de este mismo grupo. Con respecto al recorrido de los faros, señala que igual habría que advertir que algunos tramos tienen bastante dificultad al transcurrir por espacios muy estrechos en plenos acantilados.

Empezaron su recorrido en Malpica cuando el sol alumbraba las primeras horas. Comieron en punta Nariga, anduvieron por tierras pondalianas, aunque valoran que el tramo comprendido entre Nariga y O Roncudo es demasiado duro, con trayectos por acantilados y subidas y bajadas con excesivas dificultades.

La segunda parte de la semana se alojaron en Camariñas. Opinan que el tramo entre Laxe y Muxía es excepcional. Les gustaría ver el puerto de Camelle pintado como lo tenía Man, cuya obra externa echan de menos. Sesma Aragón, que vivió muchos años en la Costa da Morte, cree que el Camiño dos Faros se haría con muchas más facilidades se hubiese servicios adecuados en las proximidades. Posibilidad de pernoctar, establecimientos en las aldeas que pudiesen atender a los caminantes, servicios de transporte y, sobre todo, atención en caso de accidente. «Nosotros hemos dejado ahí 14.000 euros en una semana. Eso es actividad económica», argumenta.

En Vilán, la farera, les contó historias de antes y de siempre sobre los misterios del mar. «Esto tiene un punto entre inhóspito y cálido que engancha», reflexiona Sesma, para quien el recorrido les permitió meterse en el alma de los pueblos y probar las cosas de la tierra, con el mar de banda sonora permanente.