Patrimonio propone semáforos en lugar de ampliar A Ponte Olveira

J. V. Lado / T. Longueira CEE, CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Los alcaldes ven la solución como un sinsentido propio de quien no conoce el lugar

03 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La ampliación de A Ponte Olveira, puerta de entrada a la comarca de Fisterra desde Mazaricos, en la actualmente conviven decenas de miles de peregrinos cada año con los turismos y el tráfico pesado en apenas seis metros de plataforma, se ha topado con una resolución desfavorable de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural.

El Comité Asesor do Camiño de Santiago, se reunió los días 27 de septiembre y 4 de octubre pasados para analizar el proyecto de la Deputación, firmado por el ingeniero Antonio González y que preveía una nueva plataforma de hormigón con dos pasarelas peatonales de madera fijadas a ella y voladizas sobre el río Xallas. De este modo, se conseguiría según los promotores separar a los peatones y mejorar también las condiciones de seguridad en el tráfico de vehículos.

Sin embargo, el comité y la dirección xeral, que hace propias sus recomendaciones, lo consideran inviable «por tratarse dunha ponte histórica que vería alterada a súa fasquía, a súa imaxe e fisionomía, coa actuación».

Para aprobar el proyecto exige, entre otras actuaciones, que se justifique «que non son viables outras alternativas para a seguridade dos peóns, coma a de deixar o taboleiro actual distribuíndo un carril para circulación e unha beirarrúa separa para peóns, cuns semáforos de regulación do tráfico ás entradas da ponte». Para ello, dice la Xunta, «acegarase un estudo relativo á intensidade do tráfico que soporta a estrada, xa que semella máis ben escaso».

Más allá de la negativa, ya que la competencia de protección patrimonial es de la Administración Autonómica, son estas consideraciones las que indignan a los alcaldes de Dumbría, José Manuel Pequeño, y de Mazaricos, Juan Blanco, quienes consideran que estas afirmaciones solo las puede realizar «alguén que non pasou por alí na vida», como dice Blanco. De hecho, la idea de los semáforos, en palabras de Pequeño, «non ten sentido algún», puesto que supondría detener el tráfico en los extremos del puente, agravando el problema de embotellamiento que ya existe.

El regidor dumbriés se ha mostrado especialmente decepcionado con este informe, porque ya trató de lograr, sin éxito, que se ampliase el puente en su anterior etapa como responsable de Obras de la Deputación, y considera que si de esta vez no lo logra, será la Xunta la que se tenga que responsabilizar a futuro por una cuestión que afecta directamente a la seguridad y en un colectivo tan sensible para la imagen exterior de la comarca como son los peregrinos. De hecho, tiene la impresión de que la Administración autonómica no está dispuesta a tomarse el problema en serio «ata que pase algo verdadeiramente grave», ya que la solución óptima, que sería construir un puente nuevo, la considera económicamente inviable en estos momentos.

Blanco entiende que Cultura ponga las limitaciones que considere en cuanto a materiales, tipología de las pasarelas y demás, pero no acepta que pretenda arreglarlo «cun caldeiro de pintura e unha chapuzada, sen gastar un peso», por lo que, a su juicio, habría que valorar la posibilidad de hacer una pasarela peatonal nueva independiente del puente.