El caso del peregrino de Corea reabre el debate de la seguridad en Fisterra

FISTERRA

El gobierno plantea que los carteles den cuenta de las muertes que hubo en el cabo

14 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La desaparición de Jim Ha Cho, el surcoreano de 41 años cuya mochila fue localizada el sábado en el cabo Fisterra, ha vuelto a poner sobre la mesa la pregunta de siempre: ¿qué hacer para evitar un foco de tragedias y que además cuesta muchos miles de euros al año en tareas de rescate? De hecho, el alcalde, José Marcote, y su segundo, Xan Carlos Sar, lo abordaron como un asunto principal ayer por la mañana.

«Claro que todos lle damos moitas voltas e pensamos en 40.000 solucións. A afluencia xoga na nosa contra e pasa un pouco como cos accidentes de tráfico nos que nunca imos chegar a cero. Iso non significa que teñamos que quedar cos brazos cruzados», dice Marcote que ve «imposible» vallar el cabo por su propia orografía y porque «aínda que se fixese nas zonas máis perigosas a xente báixache por calquera lado». De hecho, pone el ejemplo del Finisterre francés, donde estuvo de vacaciones, donde no hay ningún elemento fijo y la gente no baja a exponerse a los peligros.

Lo que no descarta es colocar un tramo de cerca de madera, «como unha especie de balcón», por ejemplo donde habitualmente se quema la ropa, para que ejerza como referencia desde donde los visitantes miren al mar y entiendan que de ahí no se puede pasar.

Considera más factible apostar por la cartelería y de una manera rotunda «ao mellor dando conta neses avisos das persoas que morreron en tantos anos, para que chamen a atención» porque, de lo contrario, muchas veces «a xente pasa por eles e nin sequera os mira».

Sin embargo, para él la medida más eficaz sería que les permitiesen la regulación pretendida en todo el Monte do Cabo, porque las visitas guiadas llevarían a la gente a los lugares de interés, debidamente acompañadas e informadas de los peligros a los que se exponen. Para ello, estos días va a pedir otra reunión con la Autoridad Portuaria para seguir avanzado y para tratar otros asuntos como que la maleza de la carretera está sin limpiar

Sar, que comentó ayer el asunto con los guardias del dispositivo de búsqueda, afirma que, «aínda pondo unha valla como a de Melilla, habería algún que a saltase». De hecho, ayer mismo durante el operativo, se topó con una pareja ya en los acantilados que «ía coa idea de tocar a auga» y que aún no se habían puesto en peligro pero que tampoco eran conscientes de él hasta que les advirtió e invitó a que se fijasen en como un golpe de mar rompía contra las rocas.

Por su parte, Xan García de CG reconoce que es «un tema complexo», mucho más que el de las quemas y también pone de relieve los actos que son intencionados de personas que vienen a quitarse la vida en un lugar simbólico, con lo que contra eso poco o nada se puede hacer.

Para él, las medidas pasan, fundamentalmente, por el desarrollo del Plan Director do Monte do Cabo, la cartelería de advertencia y por los informadores presenciales. En cuanto a los indicadores considera que «hai que poñelos nunha zona ben visible da entrada, en varios idiomas e ben deseñados con información clara» y respecto al personal cree necesario que esté atento y sobre el terreno para poder disuadir en el momento a quienes se acercan al peligro.