El verano arregla el año a los marineros

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. Lado CEE / LA VOZ

FISTERRA

Ana Garcia

Los precios palían los malos resultados del invierno e invitan al optimismo

27 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que empezó el verano, en el que el sol apenas ha abandonado la Costa da Morte, resulta difícil encontrarse con una queja de pescadores y mariscadores y eso es noticia en un sector en ebullición permanente. El motivo hay que buscarlo en que los profesionales están teniendo una campaña estival de las mejores que recuerdan. La que las condiciones para trabajar y el precio de los productos les han salvado la temporada, después de un invierno que invitaba a todo menos al optimismo.

«De marabilla, eu non acordo outro ano con tantos turistas na lonxa como tivemos este verán», explica el patrón mayor de Fisterra, Manuel Martínez, que cita «o peixe de calidade», como la clave de los buenos resultados. Así el rodaballo, el lenguado, las lubinas, «incluso a pescada», alcanzaron cotizaciones de récord, que explican que «o escarapote (o cabracho) chegase a 15 ou 16 euros» o que «hoxe mesmo [por ayer] o longueirón fose a 12». De ahí que Martínez califique los resultados de «espectaculares en todos os sentidos», incluidos los del pulpo, que «hai moi pouco pero a bo prezo».

Si hay alguien que sabe de comprar pescado en la comarca de Fisterra, es sin duda Enrique Coo, que lleva haciéndolo buena parte de su vida y, además, ahora tiene con su familia la pescadería restaurante Mar Viva, en la que registraron «cheo todos os días» e incluso muchos de ellos tuvieron que remontar mesas y dejar a clientes sin atender por falta de espacio.

«Ao haber carestía e moita demanda, ti queres conseguir o produto e pagas, vén o outro e tamén paga. Estamos todos aí, por iso é normal que os prezos suban», señala el profesional que detalla algunos de los precios más llamativos del verano: «O rodaballo, desde 30 euros ata 37 ou 38 o de máis de 3 quilos. A robaliza, desde 18 as pezas de 800 gramos ata 30 ou máis. O lumbrigante, de 25 para arriba. A langosta, que houbo moi pouquiña, sobre 45. Mesmo a navalla, que algún día a collías a 8, chegou a pagarse a 14 ou 15». Además, destaca algo que le ha sorprendido respecto a otros años, «que a xente non vén e pide lumbrigante de 800 gramos, vaise ao de quilo e medio e mesmo teño visto colleren para tres persoas un de dous quilos e pico. Penso que como aquí temos os prezos bastante arranxados, tamén aproveitan un pouco máis».

La otra cara de la moneda está detrás de los fogones, porque, como pone de relieve la cocinera Marisol Martínez, del restaurante Mar de Ardora de Cabana, «o peixe vai caro coma o lume», especialmente la lubina, que es en lo que más lo nota, e incluso el abadejo, que llegó a pagar a 15 euros. Para ellos eso no es bueno «porque non vou cambiar a carta por dous días de verán no que vai caro, porque se aplicásemos eses prezos sería un disparate. Teño que amañarme: unhas veces gaño e outras perdo», señala la reconocida restauradora que para nada se queja: «Traballamos moitísimo, nós e máis os da volta. Todos os días foron domingos. Fóra xa non sei, que non saín de aquí un minuto».