Educado y cortés como pocos, Enrique Iglesias acaba de agradecer públicamente a «Galicia y a toda su gente el rodaje del videoclip» Noche y día, que tanta polvareda, sin necesidad alguna, ha levantado. Se ve que el chaval es agradecido con quien suelta 302.500 euros por que se dé un paseo de un par de días por el Finisterre. Y en realidad los agradecidos teníamos que ser nosotros, porque como bien dijeron el presidente Feijoo y los portavoces del cantante, esto a Galicia le viene de perlas. Tanto que en los próximos lustros vamos a ser incapaces de recibir las oleadas de visitantes que nos enviará la promoción de Iglesias niño.
Pero además, Enrique acaba de descubrirnos otro beneficio en el que los legos en economía y desarrollo no habíamos reparado. Que la operación contribuye a «dinamizar la economía del país gallego en tiempos de crisis»; o lo que es lo mismo, que de esta nos salimos del mapa gracias a su ayuda. Llevan décadas Krugman, Schelling, Juncker, Merkel, Rato, Rajoy, Feijoo y Guindos tratando de averiguar cómo se pueden dinamizar las economías y lo que hubiéramos adelantado si en vez de tanto estudio y tanta discusión hubieran bebido en los conocimientos económicos del cantante. Porque a Enrique Iglesias le podemos discutir cualquier cosa, pero nunca conocimientos económicos. Sabe perfectamente lo que hay que hacer para dinamizar la economía de Galicia, la suya y la de Gabón. Todo es cuestión de engatusar a filántropos de dineros públicos.