Vuelve a arder O Ézaro

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado DUMBRÍA

FISTERRA

juan ventura lado

Cuatro helicópteros y decenas de brigadistas controlaron las llamas frente al calcinado monte Pindo

10 oct 2013 . Actualizado a las 04:43 h.

Aún no se había cumplido un mes desde que el mayor incendio del año en Galicia calcinó más de 2.300 hectáreas, prácticamente todo el monte Pindo, y ayer a mediodía las llamas volvieron a O Ézaro (Dumbría) en la otra margen del río Xallas.

El fuego quemó poco más de una decena de hectáreas, gracias a que cuatro helicópteros y medio centenar de brigadistas ya lo habían extinguido al filo de las tres de la tarde, pero sus características y el sitio en que el que se produjo, con la catástrofe del Pindo visible a las espaldas, hicieron saltar todas las alarmas.

Para los profesionales que se afanaron en apagarlo hay pocas dudas de que se volvió a tratar de un nuevo incendio intencionado, como el que obligó a desalojar a cientos de vecinos en Carnota y O Ézaro la tercera semana de septiembre. No en vano, se inició con un intenso viento, casi al mismo tiempo que prendía otro foco en Berdeogas, también en Dumbría, y mientras los forestales del distrito V llevaban a cabo una quema controlada en Fisterra.

Además, un equipo de mantenimiento del parque eólico Paxareiras II, donde se produjo el fuego, venía de trabajar del último aerogenerador, justo encima del mirador de O Ézaro en las peñas de As Pías, y cuando los operarios salieron de allí no había ningún tipo de llama. Sin embargo, minutos después un largo cordón de fuego avanzaba en dirección a una enorme plantación de pinos realizada después de la devastación del 2007.

Esta vez, los helicópteros, que cargaron decenas de veces en el embalse de Santa Uxía, y los brigadistas, que, al contrario que en el Pindo, disponían de las pistas de los eólicos para actuar, lograron contener el fuego que afectó sobre todo a monte raso.

Como señaló el alcalde dumbriés, José Manuel Pequeño, «o importante foi que non chegase aos pinos porque entón había risco para as casas».