Dumbría aprueba su segundo presupuesto más elevado, con 1,3 millones para empleo

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

DUMBRÍA

De los 4.475.300 euros con los que cuenta el Concello, 993.000 van a conservación y otros 570.000 a inversiones

08 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras en Carballo los 25,4 millones del presupuesto municipal para el 2017 salen a unos 814 euros por vecino y en Corcubión a 670, por citar los casos del concello más grande y el más pequeño de la comarca; el gobierno de Dumbría acaba de aprobar, con el voto en contra del concejal del PP, unas previsiones de gasto para el ejercicio que empieza de 1.450 euros por habitante, 1,7 veces las de Carballo y más del doble que en Corcubión.

¿Cómo lo consiguen? La respuesta tampoco es sencilla y se la hacen muchos alcaldes de la zona. El Concello de Dumbría cuenta con ingresos extras de las centrales hidroeléctricas y de los eólicos, de los que no disfrutan ayuntamientos vecinos y también soporta unas cargas labores fijas menores, porque la plantilla de funcionarios es mínima, pero eso no lo explica todo.

De los 4.475.300 euros consignados para el 2017 -la segunda mayor cifra de su historia, después del récord del 2010, con 4.610.477-, nada menos que 1.318.261 euros van a planes de empleo, lo que supone un incremento de 400.000 euros respecto al 2016. Además, destinan 993.922 euros a conservación de bienes y otros 570.922 a inversiones netas.

Todo ello sin créditos pendientes con los bancos, con los impuestos en lo mínimo exigido por el Gobierno central (0,3 el IBI rústico y 0,4 el urbano) y sin que los vecinos tengan que pagar directamente la recogida de basura o las actividades culturales y deportivas, entre otros muchos servicios.

¿De dónde viene entonces el «milagro» económico dumbriés? En el caso concreto de este año el plan único (POS +) de la Deputación tiene bastante que ver, porque el Concello va a emplear el crédito para personal y planes de empleo, pero responde a una política bastante más profunda y consolidada durante años.

Mientras en Cee, por poner un ejemplo, casi dan por descartada la posibilidad de contratar directamente a la quincena de trabajadores necesarios para abrir la piscina y en otros municipios tienen auténticos problemas para sustituir a un trabajador cuando está de baja, en Dumbría han trabajado para el Concello centenares de vecinos en los últimos años y van a seguir haciéndolo. De hecho, una de las claves -al margen de la implicación de los funcionarios locales, comprometidos con el proyecto y que siempre tratan de buscarle encaje legal a las ideas políticas, por extravagantes que puedan parecer en principio- es que los dumbrieses ya contaban con esos planes antes de los límites a la contratación impuestos por el Gobierno Rajoy, por lo que les resulta factible continuar con una estrategia que en estos momentos sería imposible implantar desde cero.

Los críticos, como los distintos representantes que ha tenido el PP, lo tachan de clientelismo político, pero el alcalde, José Manuel Pequeño, el más veterano de la comarca, defiende todo lo contrario y los números, hasta la fecha, le van dando la razón.

«Ao mellor estou equivocado e non se debería facer así, pero nós todas as subvencións, plans, axudas... que recibimos enfocámolas sempre cara ao emprego, os servizos gratuítos e minimizar os problemas da nosa xente», asegura Pequeño, para quien en el rural no funcionan las estrategias aplicables en las grandes ciudades. Está convencido de que hay muchas cuestiones que o se impulsan desde el sector público o, por el contrario, nunca se llevarán a cabo.

«Claro que o máis sinxelo é chamar unha empresa e que che faga a obra, pero nós sempre que podemos tentamos acometelas cos recursos propios e coa xente de aquí», añade el regidor, que lo ve como una manera de redistribuir riqueza y que ese dinero revierta en el conjunto de la población, especialmente entre las familias que más lo necesitan o aquellas personas que se topan con mayores dificultades a la hora de acceder al mercado laboral privado.

Los contratos muchas veces son mínimos, apenas de tres meses, pero el alcalde repite a menudo que «todo o mundo ten dereito a vivir», por lo que considera que con esta fórmula se logra una penetración social de los recursos y se contribuye a mitigar el principal drama al que se enfrenta el municipio, que es la pérdida de población a pasos agigantados. Si la estrategia funciona o no a largo plazo está todavía por ver, pero hasta el momento el nivel de obra nueva, mantenimiento y servicios de Dumbría indica que sí.