Cuando nos asomamos a la cascada de O Ézaro nos llama la atención que un río tan caudaloso desemboque de esa manera tan brusca en el mar. Lo dijo Fray Martín Sarmiento en su visita del año 1745: «Este río corre por lo alto de la montaña y como no puede meterse en el mar horizontalmente hace una prodigiosa catarata al despeñarse en el mar por las faldas del Monte Pindo y frente del Cabo Fisterra».
Lo normal, en un río caudaloso, en su desembocadura circula suavemente por un ancho valle depositando todos sus aluviones en los márgenes, y en el caso de Galicia, puede sumergirse en el mar formando una ría. ¿Qué pudo ocurrir con este río en su cauce final? Solo se explica por una acción brusca del terreno mediante un plegamiento y fragmentación de un trozo de corteza hace unos cientos millones de años.
En este caso, ¿se elevó el cauce actual o se modificó su trazado primitivo? Manuel Murguía en su libro Historia de Galicia dice: «Consta en antiguos documentos que en el año 1217 un gran terremoto cambió en aquellos lugares, no solo la faz del terreno sino también el álveo del río (Xallas), el cual se desploma hoy verticalmente por uno de los acantilados de la costa». Este relato es poco creíble por tratarse geológicamente de un fenómeno muy reciente y que hubiera tenido consecuencias desastrosas para las personas. A consecuencia del incendio del verano del 2013 quedó al descubierto una franja de terreno por el valle del río Vadebois que nace en las faldas sur del Monte Pindo y desemboca en la ensenada de Caldebarcos. Este terreno está formado por sedimentos y aluviones mezclados con cantos rodados, usados por los vecinos para el cierre de fincas privadas. ¿Podría haber sido este río el primitivo Xallas y que, por motivos tectónicos al elevarse el terreno en el paraje Cima da Arca» le cortó el paso obligándolo a desembocar en O Ézaro? Un motivo de estudio para los geólogos.
patrimonio natural