Diez expertos en barranquismo bajarán por la cascada O Ézaro

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

DUMBRÍA

Rubén Suárez y Marcos Fernández durmieron en un somier en una pared de la cascada.
Rubén Suárez y Marcos Fernández durmieron en un somier en una pared de la cascada. marcos rodríguez< / span>

22 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Diez expertos en barranquismo, capitaneados por el nicrariense Rubén Suárez Carballo, volverán a descender por el río Xallas, en su desembocadura en O Ézaro (Dumbría). Para darle mayor aliciente y enjundia a la propuesta, descenderán por la cascada dumbriesa en plena noche. Será el próximo lunes cuando intenten realizar este nuevo reto deportivo, no exento de dificultad.

«Quedaremos sobre las nueve de la noche e iniciaremos el descenso una hora más tarde», apuntó Rubén Suárez Carballo, bombero en el parque de Cee y uno de los impulsores de esta idea y de otras que se llevaron con anterioridad en este mismo entorno». Según sus estimaciones, los diez aventureros completarán los 150 metros de desnivel en unas tres horas.

Hilera humana

Pero esta iniciativa va mucho más allá que la de bajar por la cascada de O Ézaro. Estos expertos en barranquismo quieren hacer una especie de hilera humana a lo largo de la pared y, a una hora determinada de la madrugada, encenderán unas bengalas como las usadas por los marineros para iluminar todo el entorno. «Es una reivindicación que queremos hacer tanto del río Xallas como de la propia cascada de O Ézaro y, como no, hacer también un homenaje a la Vuelta Ciclista a España que, por segunda vez consecutiva, llega hasta aquí», argumentó Rubén Suárez Carballo.

Originalidad, riesgo, deporte y aventura son cuatro términos asociados a estos expertos en barranquismo. Así, el 30 de agosto del pasado año Rubén Suárez Carballo, junto a su compañero Jorge Fernández Cobas, técnico de emergencias en Brión, disfrutaron de una noche de espectaculares vistas en la pared de la única cascada de Europa que cae directamente sobre el mar. Lo hicieron sobre un somier anclado a un muro rocoso para convertirse en los espectadores más privilegiados de la etapa de la Vuelta Ciclista a España. Fueron, juntos con los ciclistas, los grandes atractivos del día. Ahora quieren repetir.