A «Quinín», el cerdo más listo, le quedan dos meses

S. G. R.

DUMBRÍA

Los últimos días del gorrino de Dumbría que se comporta como un perro

09 oct 2008 . Actualizado a las 10:05 h.

Es una vida peculiar la que tiene Quinín, que así se llama el cerdo propiedad de Antonio Caramés, de Dumbría . El cerdo que se comportaba como un perro , así podría titularse la biografía de la breve vida del animal, que aún es pletórica. Breve, pero de momento intensa. Va por el año cumplido, desde que fue comprado siendo lechón en la feria de Dumbría.

Lejos de aguardarle una vida amancebada en un cocho cualquiera, el marrano se decantó por otro estilo. Le cogió cariño a su amo, Antonio Caramés, o tal vez fuese al revés. Más bien recíproco. Desde pequeño salía a pasear con él, una o más veces al día. Y empezó a adquirir los modos de un can: «Senta, levanta, arriba, ven aquí...». Y el animal va y lo hace. Come en su mano, hace buenas migas con la perra Tila, olfatea el rastro del jefe aunque se meta en medio del maíz. Un espectáculo.

Por eso, Quinín se hizo famoso. Casi no queda canal televisivo nacional que no le haya hecho un reportaje. Hubo un tiempo en que parecían que se estresaba.

Ahora también se cansa, pero no por la fama, sino porque Quinín es más bien Quinón . Los meses y la buena comida han hecho del animal un señor cerdo de unos 200 kilos. Carne fresca. Buenos perniles. Candidato seguro al congelador.

Sin embargo, está el factor humano. Antonio y su mujer, Carmen, le tienen un evidente cariño. ¿Quién se atrevería a matar a un ser así? Antonio. «Bueno, somos amigos, pero, que se lle vai facer», contesta. Le quedan dos meses, más o menos. Para diciembre. «Un pouco de pena si que dará, si», acaba reconociendo el hombre. Pero nada de llamar a un matarife. Lo hará él mismo. ¡Ay, si Quinín , el cerdo que quería ser un perro, lo escuchase! Huiría a tierras lejanas.