En relación a las dos facturas firmadas por un hijo y una tercera, cuya rúbrica se le atribuye a su esposa, los dos allegados del alcalde esgrimieron ante el tribunal sus respectivos motivos. El primogénito habló como empleado municipal, adscrito a la brigada de obras y señaló que firmar albaranes forma parte de su trabajo diario. Estos reconocimientos de deuda se entregan posteriormente al concejal correspondiente quien, a su vez, se encarga de remitirlos a intervención.
En el caso de la mujer del alcalde, ella no recordó haber firmado albarán alguno el 9 de junio del 2011, aunque tampoco lo negó de forma taxativa: «A lo mejor, en aquel justo momento no había ningún trabajador cerca de la obra y yo, que andaba por allí, me pedirían [el transportista] por aquello de las prisas que firmara, pero no lo recuerdo bien». Eso sí, a renglón seguido reconoció que si lo hizo se trató de un error, pero negó haber firmado una partida de hormigón para darle a ese material un uso particular.