La iglesia de Valenza, en Coristanco, guardiana de importantes piezas de arte sacro

luis ángel bermúdez fernández

CORISTANCO

ANA GARCIA

Guarda este templo uno de los tesoros más importantes de la zona: una custodia realizada en América en el siglo XVIII

11 jun 2021 . Actualizado a las 20:45 h.

Cualquier persona que visite la iglesia de Valenza, en Coristanco, se dará cuenta a simple vista de que el templo es reciente, ampliado para dar cabida a una gran cantidad de fieles y adecuado a las nuevas necesidades litúrgicas. En efecto, fue en los años ochenta del siglo pasado cuando el párroco Perfecto Santiago Carracedo decidió llevar a cabo estas obras, conservando acertadamente la antigua fachada y el campanario, elementos que fueron levantados entre 1747 y 1750 bajo la dirección del maestro cantero Manuel López, ayudados de una cuadrilla de seis peones pobres. Ya de 1882 a 1886 se había llevado a cabo una obra similar (que costó en aquella época cerca de diez mil reales) a la que hizo Perfecto un siglo después. Así, ante la ruina de la iglesia, se alzó desde los cimientos la capilla mayor o presbiterio, la sacristía y parte de la nave principal conservando la sólida fachada y el campanario.

Si accedemos al interior de la iglesia, percibimos que el retablo mayor es de tipo neoclásico, realizado en los años centrales del siglo XIX por los carpinteros Pascual Facal y Andrés Sande. Guarda además muchas semejanzas con el retablo de Verdes. Sustituyó a un retablo antiguo totalmente carcomido según la visita pastoral de 1817; en esa época, estaban colocadas las imágenes de san Juan, san Pedro y Santiago (apóstoles presentes en la Transfiguración), posteriormente sustituidas por un san Antonio (1855, costó 3164 reales), un san Pedro ataviado de pontífice (1828) y una santa Lucía.

ANA GARCIA

Seguramente, la imagen del patrono que está en un lateral de la iglesia fuese la imagen que estaba colocada en el antiguo retablo. A cada lado del presbiterio se hallan los retablos de san Roque (1767) y de la Virgen del Carmen, obras del escultor Antonio de Meis, vecino de Entrecruces. Ambos retablos son barrocos de «estípite», es decir, se articulan con unas columnas trapezoidales y presentan soluciones decorativas típicas del taller de su autor, sobre todo en el modelo de componer la puerta del sagrario repetida hasta la saciedad, por ejemplo, en los retablos colaterales de Ardaña, en el mayor de Entrecruces, Bazar (Santa Comba), Cospindo, en el de la Virgen de los Dolores de Camariñas...

 La pieza más destacada

La talla de san Roque de Montpellier, santo protector contra las epidemias, fue adquirida en Santiago en 1833 por 668 reales. Otras imágenes de la iglesia son una Virgen Dolorosa, santa Eufemia, santa Escolástica, una imagen del Carmen y otra de candelero de la misma advocación. Es de destacar una pequeña talla de la Virgen, situada en el retablo de san Roque, cuyo repinte puede ocultar una obra totalmente encuadrable en el románico, con ciertas semejanzas con la Virgen de los Petoutiños de la parroquia vecina de Ferreira.

Pero, sin duda, la pieza más destacada de la parroquia de Valenza es una custodia de unos sesenta centímetros que según un inventario de 1791 fue realizada en América, muy probablemente en México, donde se hicieron varias semejantes. En su base se puede leer de forma clara: «A devoción del señor Don Juan Martínez Antelo para el Santísimo Sacramento de la feligresía de San Pedro de Valencia de Bergantiños, arciprestazgo de (la diócesis) Santiago, 1734».

En otro inventario, realizado para la visita pastoral de 1817, encontramos la siguiente anotación describiendo la pieza: «Un viril muy grande guarnecido de piedras de estimación y el más hermoso que halló en todo el arciprestazgo». En la parte superior del viril, entre rayos flameantes, aparecen representados Dios Padre revestido de sumo pontífice y el Espíritu Santo en forma de paloma; además, otra peculiaridad es que en el vástago de la custodia se representa a un ángel sosteniendo como un atlante al Santísimo Sacramento.