Luis García: «La formación agraria ha sido siempre como el pariente pobre de la FP»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CORISTANCO

Ana Garcia

La EFA Fonteboa, de Coristanco, incorpora este curso un programa específico para formar mano de obra cualificada para trabajar en explotaciones agrarias y para fomentar el emprendimiento

01 sep 2019 . Actualizado a las 14:00 h.

Luis García Fernández (Murias; Aller, Asturias; 1958), director de la escuela de formación agraria Fonteboa, en Coristanco, analiza los retos y oportunidades que ofrece el rural y enumera los sectores todavía infraexplotados, como son el forestal o el hortícola; además de abordar los desafíos a los que se enfrenta la Formación Profesional. El próximo lunes, día 9 de septiembre, retomará en Radio Voz Bergantiños su espacio semanal Voces do Agro, en el que repasará la actualidad del sector primario.

-¿Cómo se presenta el curso?

-Pues tenemos un par de novedades. Primeramente, el centro pasará a tener la figura de un director pedagógico, que será Oriol Cervera; y yo seré director institucional. Paralelamente, lanzaremos un dispositivo propio de formación, un programa al margen de la enseñanza reglada para formar mano de obra cualificada de cara a trabajar en las explotaciones y a favorecer el emprendimiento. También queremos abordar la oferta de certificados de profesionalidad que demanda la zona. Más allá de eso, el curso viene con muy buena matrícula: unos 100 alumnos en los cuatro cursos de la ESO y en Formación Profesional ronda otro centenar.

Lo que queremos dejar muy claro es que la FP no es para hacer experimentos. Queremos que los estudiantes tengan un compromiso y un proyecto de futuro.

-Habría que recalcar, aún más, la necesidad de formar.

-Habría que hacer una labor de orientación, porque hay una visión un tanto idílica de lo que son estos ciclos agrarios. Pero siempre recalcamos lo necesario que es formarse: es un factor clave para la dinamización del rural. Si la FP no ha gozado nunca de tan buena fama como el bachillerato, ya no te digo la FP agraria, que ha sido siempre como el pariente pobre del resto de los ciclos. Todavía hay una imagen un tanto peyorativa en el subconsciente de lo que significa vivir en y del rural. Esa imagen marginal y en blanco y negro sigue lastrando el desarrollo.

-¿Qué falta en el sector?

-Hay problemas de tipo estructural, como la parcelación, la falta de relevo generacional, la carencia de mano cualificada o la ineficiencia de la producción forestal. Cualquier persona los puede identificar, pero falta una estrategia clara para el rural gallego, un estudio de prospectiva. Sería muy interesante determinar la estrategia 2030, del mismo modo que ya se está haciendo para otros campos, como con la economía circular. ¿Quién debe pilotar esto? Medio Rural tiene buenas intenciones, pero sus políticas -a corto o medio plazo- siempre estarán condicionadas por la inmediatez de las elecciones. Haría falta poner las luces largas, por así decirlo, y emprender dinámicas proactivas, anticipándose al futuro.

-¿Cuáles son los grandes retos?

-Yo siempre hablo del modelo agrario del siglo XXI. Sostenibilidad es la palabra clave y mágica a incorporar a todos los procesos: sostenibilidad económica, medioambiental y social. Otro gran reto es la valorización de los productos, algo que puede hacerse de varias formas: dando valor al producto en sí mismo, a los procesos o a la presentación. Otro gran desafío radica en los canales de distribución: el comercio digital está ahí.

-¿Por qué algunas empresas agrícolas acaban no siendo rentables?

-Hay situaciones muy complejas, pero a veces por un planteamiento inicial erróneo o por un plan de empresa no consistente. En ocasiones también falta un análisis de la realidad a largo plazo. También hay que tener en cuenta que es un sector muy complejo que requiere mucho convencimiento y análisis.

-¿Influye la escasez de tierras?

-Es un factor limitante, desde luego. La SAU [Superficie Agraria Útil, dedicada a prados y cultivos] supone un 30 % de la superficie total gallega, cuando en otras regiones es más del doble. La dispersión de la propiedad también afecta mucho.

En los últimos años estuvimos polarizados en exceso hacia el sector lácteo, obviando otras posibilidades, como la horticultura el forestal, otra gran asignatura pendiente. Dos tercios de la superficie gallega está dedicada o abandonada a monte: este sector es estratégico para nosotros.

-¿Qué competencias debe tener un aspirante a profesional del agro?

-Tiene que tener formación, no solo información. Cada vez tienen que dominar más las tecnologías de la información y, por supuesto, tener competencias lingüísticas y dominar muy bien las cuentas. Hoy en día se pide polivalencia. La agricultura es una profesión de síntesis y hay que saber de muchas cosas: de mecánica, de botánica, de gestión... Cada vez que veo que se habla de «labradores»... Eso es un término decimonónico [ríe] yo hablaría de profesionales.