Nuevo follón en el pleno coristanqués

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CRÓNICA POLÍTICA

CORISTANCO

27 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La política coristanquesa se ha instalado en el más absoluto de los esperpentos. Y ayer, volvió a quedar demostrado. El alcalde, Abraham Gerpe, aplicó de nuevo el rodillo que le confiere la mayoría absoluta. Con el aval de los cinco exconcejales del PP, hace y deshace a su antojo. Sin negociación de por medio y, a veces, sin un mínimo de respeto por los integrantes de la oposición, que también representan a los vecinos.

Esta ausencia de mano izquierda fue palpable cuando Abraham Gerpe reconoció que se negaba a llamar a Amancio Lavandeira para tratar los temas importantes, algo que sí hace con Laura Mariño (BNG), Verónica Facal (ex de TeGa) o Antonio Pensado. Argumentó que la labor de oposición de Terra Galega no era «constructiva», sino de poner obstáculos «a todo» lo que supone la actividad y propuestas del ejecutivo local. Fue Laura Mariño la que acusó a Gerpe de anteponer en los debates las cuestiones personales: «Todos temos temas persoais pendentes, pero aquí estamos para resolver os problemas dos veciños», espetó Mariño ante un cariacontecido Lavandeira.

Pero el cabreo de la oposición fue a más cuando el mandatario anunció que, a partir de ahora, las mociones debían pasar por el filtro de la urgencia, «algo que nunca pasou en Coristanco», criticó Mariño. Y claro, su moción para instar a frenar los proyectos eólicos en Bustelo, O Campelo y Monte Toural no pasó el corte y se quedó sin debatir, lo que causó un gran malestar entre los integrantes de la oposición. Primero abandonó la sala Mariño y luego le siguieron Verónica Facal y los cuatro ediles de Terra Galega, ante los aplausos de los asistentes. El salón de plenos estaba abarrotado de afectados por estos planes eólicos. Y si alguno pretendía intervenir al final de la sesión, se quedó con las ganas, ya que antes de iniciarse el pleno, y visto las polémicas, insultos y faltas de respecto de las últimas sesiones, Gerpe cortó por lo sano y decretó, con razón, que se anulaban las intervenciones hasta que fuese aprobada una normativa que regule dichas intervenciones.