Coristanco sigue al borde del abismo económico y con fallos en la gestión

Cristina Viu Gomila
Cristina viu CARBALLO / LA VOZ

CORISTANCO

La oficina urbanística e intervención han funcionado a trompicones

09 jun 2017 . Actualizado a las 15:24 h.

Hace unas semanas Coristanco quedaba en evidencia al ser el único municipio de la provincia que perdía una ayuda para la contratación, de desempleados y todo porque no tenía aprobado la cuenta del presupuesto del 2015, que sí fue al último pleno. La falta de estabilidad en Intervención es la responsable de esta situación, según el alcalde, aunque la oposición considera que hay fallos en la gestión, sobre todo en el personal. También la oficina de urbanismo ha estado vacante y hay licencias que esperan desde hace años.

Después de 24 años de gobierno del PP, Terra Galega, PSOE y BNG establecieron un pacto para desbancar a Antonio Pensado, pero el acuerdo duró poco más de un año y en junio del 2016 el socialista Abraham Gerpe se apeó del gobierno. La nacionalista Laura Mariño tardó más, hasta principios de este año, pero también abandonó el barco por evidentes desavenencias con el alcalde. Desde entonces, los plenos son más tensos y se han terminado muchos compromisos adquiridos. Las intervenciones están tasadas y los vecinos ya no pueden intervenir en los plenos, que ahora sí se llenan de público.

La situación financiera es muy grave y el Concello está sometido a un plan para recuperar el equilibrio económico, lo que hace que las inversiones sean mínimas, pero, además, el gobierno está en minoría, apenas cuatro ediles frente a siete, por lo que tiene dificultades para salir adelante. De hecho, uno de los objetivos es contratar las obras del PAS del 2015 y del POS del año pasado.

Todos los grupos coinciden en que es necesario realizar inversiones en saneamiento, pero también en infraestructuras viarias, cada vez más deterioradas.

Lo que sí es inviable es una moción de censura, por lo que el gobierno local agotará el mandato, aunque con un enorme coste personal, ya que los tres concejales de Terra Galega no cobran, y el alcalde tiene que multiplicarse para mantener en marcha un Concello en el que faltan protocolos para que los servicios funcionen adecuadamente.

Por si fuera poco, las reuniones de portavoces han sido escasas, pero tras el repliegue se ha iniciado una época de apertura.