Las prisas desempolvan los planes urbanísticos

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CORISTANCO

20 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El urbanismo cuando se abona con desidia es un terreno propicio para las malas hierbas. En varios concellos de la Costa da Morte están bien a la vista. Es suficiente con un corto paseo para que los frutos de la indiferencia asomen por todas partes. El desinterés convierte a los departamentos de urbanismo en un reloj sin agujas, tanto da si anda como si está parado. Una muestra: los planes generales enquistados desde hace lustros. Ha tenido que llegar la nueva Lei do Solo para que en varios consistorios entrasen las prisas y aprobasen sus respectivos ordenamientos sobre el campana. Y menos mal. Fisterra y Dumbría sacaron de los cajones sus planeamientos y les dieron el aprobado. Laxe aprovechó las prisas para sacarse de encima, y por unanimidad, el plan parcial de A Agra. El de Malpica no se le espera. En Cee, con el mosaico político salido de las únicas municipales, ya se han dado por vencidos. Aunque no conviene meter a todos en el mismo caso, porque cada proceso es diferente al del vecino, Carballo, Muxía y Coristanco ya habían hecho los deberes semanas atrás. Aunque el urbanismo sea un tema de gran calado político, es también un espacio propicio para el esperpento. Hay concellos, como los de Coristanco y Fisterra, en los que los planes fueron sacados adelante por los que, en teoría, meses atrás estaban en la oposición. El colmo de las paradojas lo protagonizó el alcalde de Coristanco: votó con la oposición (PP) el plan de los populares, mientras sus compañeros de gobierno lo hicieron en contra. Esto se llama hacer de tripas corazón, o sentido de la responsabilidad, depende cómo se mire. Hay casos en los que se aprueba un plan general por salvar unas casas de la condena de la piqueta. Es otra razón, pero prueba evidente de una política urbanística errática, o de una deriva de décadas que solo puede llevar al naufragio. Ninguna ley garantiza nada, pero es necesario poner fin al caos. El caso es que la nueva ley ha cogido a muchos regidores con el pie cambiado, subidos al pedestal de la necesidad de más suelo residencial, pese a que los censos caen a ritmo vertiginoso. La idea de que cualquier leira es un solar ya está caduca. Ahora, las leiras corren el peligro de convertirse en selvas. Hace falta más que nunca un cambio de chip, pero ya se han levantado voces contra la obligación de hacer cumplir la normativa sobre las construcciones inacabadas. Los mandatarios locales deberían saber que una de las características de su cargo es estar a las duras y a las maduras. Claro que es mejor impartir bendiciones que sanciones. Es obvio que no les gustan los marrones y sancionar a los promotores de casas sin acabar es una de ellas. Igual la multa de primeras no es la mejor solución, pero en su mano está encontrar otros remedios legales. La imaginación suele dar grandes cosechas. O Semáforo. El hotel del fin del mundo se ha visto envuelto en una liorta alimentada por un errático proceso municipal de adjudicación. Una guerra administrativa ensució el prestigio de un lugar mítico. Un espacio con vocación universal sometido a quiméricos pulsos de la política local y las luchas grupales. Al final, ha habido solución. Y menos mal, porque O Semáforo tiene que ser un emblema: la cuna del sol al anochecer. El último rayo entre las sábanas con la luz anaranjada del ocaso inspirador de sueños. Un lugar así tiene un valor infinito. Es la almohada sobre la que descansar los últimos pasos de Europa. Necesita una salida a la medida de su valor.

Oro de ley a precio de baratija

El encaje es el adorno de los siglos, oro de ley extraído de las esencias del pueblo. Una especie de la transfiguración del alma femenina salida de las almohadas en el silencio los rincones y la algarabía de las palilladas. La puntilla es el regalo más preciado con el que miles y miles de mujeres anónimas de la Costa da Morte inundaron los salones más nobles. La conquista de las humildes, que elevaron su labor a los altares y a los tronos. El valor de lo más preciado y auténtico. Camariñas es la capital del encaje, un arte que lleva la esencia misma del Fisterra en cada cosidilla, filigrana, reseguido, penuria, fieita, antena o tulipanes o decenas y decenas de maniobras que solo son capaces de ejecutar manos sabias adiestradas desde la cuna de los tiempos. La Mostra que celebran a los pies del Vilán es el gran homenaje anual a todas mujeres que durante la historia tejieron arte a precio de baratija, el saber anónimo que adorna cuerpos y salones principales. Camariñas engrandeció la Semana Santa de la Costa da Morte. Terminó con la herencia muerta de días sin destino y la colocó entre las pasarelas más atractivas de Galicia, que sigue teniendo una deuda muy grande con unas labores que merecen cotizar en la bolsa de la calidad. Se han dejado pasar muchas oportunidades. Menos mal que el encaje tiene vida de siglos.