Restos de pequeñas construcciones, a veces ya comidas por la maleza, pueblan un lado y el otro de la carretera comarcal
01 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.A un lado y a otro de la carretera comarcal AC-552, la vía que cruza la Costa da Morte, puede uno encontrar tramos hermosos como la vista del verde valle bergantiñán bajando de Agualada a Coristanco o patrimonio como las Torres do Allo, el castillo de Vimianzo y la iglesia de Agualada, entre otros puntos de interés. No obstante, desde el coche, y en una infraestructura tan vital como lo es aún hoy, sin la puesta en marcha de la autovía, puede el conductor ver asimismo restos de construcciones que afean el entorno: están a pie de asfalto en una arteria que utilizan cada día centenares y centenares de vehículos. En ocasiones, incluso, tomadas ya por la maleza, comidas y prácticamente ocultas. Tan solo tomando como referencia el tramo Carballo-Baio, sin internarse en Vimianzo y alcanzar el finisterre, hay ya un buen puñado de pequeñas edificaciones a medio hacer, con ladrillo, bloques o cemento a la vista, según el caso. A estas, para mayor daño al ojo, hay que añadir aún muros de fea apariencia y muy difícil utilidad.
Cuatro paredes y algún ventanuco es lo que queda de algunos de estos inmuebles y a veces ni eso. Tan solo alguna parte aguantando el paso del tiempo. Otra cosa es el mobiliario herido o los edificios con varias plantas sin acabar que paró la crisis, también existentes. Sobre estos, ya en su día un buen número de consultados indicaban la conveniencia de buscarle provecho, frenando el deterioro. En cualquier caso, siendo la AC-552 una vía clave para la Costa da Morte, podría en ocasiones ofrecer mejor imagen al turismo rodado. No será tarea fácil -habrá que entrar en terreno de propiedades y demás-, y desde luego no es el único caso: entre Malpica y Ponteceso, la DP-4307 también luce bastantes adefesios. Es solo otro ejemplo de los que hay.