
Fonteboa fue sede de una cata de la bebida alcohólica más antigua que se conoce y de unas sesenta muestras de miel
25 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El colectivo Amigos das Abellas, que tiene su sede en Fonteboa, reunió la noche del martes a unos ochenta aficionados a la apicultura, la mayor parte de los cuales sometieron la miel de sus colmenas a la opinión de sus compañeros en una cata que resultó especialmente complicada, con más de sesenta muestras y en la que los vimianceses arrasaron, ya que se llevaron tres de los cinco premios en liza, incluido el primero.
Sin embargo, el verdadero protagonista de la velada, organizada por el profesor Xosé Lois Pintor, fue el hidromiel, la bebida alcohólica más antigua que se conoce y, según la mitología nórdica, único alimento del poderoso dios Odín,
En la cata del martes se presentaron ocho preparados, pero hay otros tantos que todavía están en proceso de elaboración, por lo que la muestra será mucho más amplia en los próximos meses.
La recuperación del hidromiel se extenderá seguramente por toda la comarca porque una docena de apicultores ya se anotaron el martes para participar en un taller.
El hidromiel se compone de agua, miel y levadura. El alcohol se obtiene por un proceso de fermentación en el que hay que tener especial cuidado con el dióxido de carbono que despide la mezcla. El secreto está en las proporciones y en el tipo de levadura. Las ocho muestras que logró Xosé Lois Pintor y un grupo de alumnos del ciclo superior de FP tenían todas un «sabor agradable», eran bebibles, pero habrá que esperar a las que todavía están con el proceso.
De todas las que se probaron, la mayor parte eligieron una realizada con una levadura procedente de una uva de parras silvestre que Xosé Lois Pintor recogió en Monfero, en la provincia de Lugo. También destacaron otra realizada con fermento procedente del pan de trigo integral. Sin embargo, la mayor parte de los catalizadores para que de la mezcla de agua y miel salga una bebida que tienen entre 10 y 12 grados alcohólicos fueron mezclas, que seguramente habrá que ajustar para conseguir el mejor sabor posible.
Para Xosé Lois Pintor, la idea es que los apicultores diversifiquen su producción, tanto para comercializarla como para aprovecharla para sí mismos, aunque la venta resulta complicada por los impuestos que tienen los alcoholes.
En la reunión también se anotaron varios apicultores para el taller sobre líneas Hartmann, relativo a la contaminación electromagnética que da problemas a las abejas.
Sin embargo, el tema principal de la velada, que terminó sobre cerca de las once de la noche, fue la lucha contra la vespa velutina, aunque de lo que se trataba era de comprobar la calidad de la producción. Este año la cata fue más profesional, con tarros iguales para no distinguir las muestras, algunas de las cuales llegaron por MRV.
Las mejores mieles
1. Amador Pérez. Colmenas en Vilaseco (Vimianzo). En el entorno hay monte, por lo que las abejas se alimentan de distintos tipos de brezos, eucaliptos y castaños.
2. Jaime Canosa. De Olveira (Dumbría). Elabora un proyecto para 50 colmenas. En el entorno hay praderas y montes, con brezos, eucaliptos y castaños.
3. Ramón Ramos. Apiarios en Monte Faro (Vimianzo), en el parque eólico. Zona de mucho viento. Con matorrales, sobre todo brezo y carrascas. También septembrinas.
4. Manuel Romero. De Carnés, también en Vimianzo. En la flora del entorno destacan las praderas. El monte es básicamente eucalipto. También hay brezos
5. Lola Reimúndez. Colmenas junto a la central térmica de Meirama. Entorno de castaños y eucaliptos, además de distintos tipos de brezos. También praderas.