Tampoco tuvo dificultades Luciano Pereira Pombo, que comparte su afición con su hijo y con su nieto. Tiene colmenas en los municipios de Coristanco y Carballo y ayer se vanagloriaba de la calidad de su miel ante Isabel Rey Porteiro, una de las pocas mujeres presentes, lo que pone de manifiesto que la apicultura es una dedicación plenamente masculina.
Junto a los más veteranos, que intercambiaban ayer mucha experiencia, están los recién llegados, como José Antonio Fariña, que tiene una casa de turismo rural en Verdes. Allí encontró una antigua alacena que había sido de su abuelo y que recuperó. Poco tiempo después se estableció allí un enjambre. Es el único que tiene y así seguirá hasta que se le presente otro. Su idea es mantener una producción completamente artesanal.