La locura convirtió al fiscal de Corcubión en un peligroso homicida

Luis Lamela

CORCUBIÓN

cedida Lamela

Los vecinos pedían a las autoridades que fuese conducido a un manicomio

02 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos años del siglo XIX fue designado fiscal municipal de Corcubión para el bienio 1897-1899, el abogado Rafael Ruiz Pol. Y durante el ejercicio de esta responsabilidad, en 1898, se tambaleó su mundo de un día para otro al sufrir un ataque de locura. Algo en su mente se puso fuera de control y perturbó sus facultades, iniciando su personal descenso a los infiernos, intentando dar muerte en Cee con un cuchillo a un tío suyo (suponemos que a Diego Ruiz Casal) para después él quitarse la vida.

Su razón no se repuso del trastorno sufrido y su familia le encerró en el domicilio custodiado por dos guardianes durante una temporada, pero aquella situación no podía alargarse mucho tiempo. Más tarde, el ya ex fiscal y abogado caminó suelto por las calles, encargándose a un niño la tarea de vigilancia. No obstante, encadenaba una crisis detrás de otra y frecuentemente sufría accesos que le inducían a cometer violencias. Muy a menudo le surgía una manía de acometividad contra todas cuantas personas encontraba en las calles y en los casinos a los que acudía.

En una ocasión, una mujer de la localidad tuvo que abandonarla para sustraerse de la persecución del desgraciado demente, en tanto, vecinos alarmados y temerosos de que ocurriese en cualquier momento una desgracia irreparable pedían a las autoridades que fuese conducido a un manicomio y aislarlo de la sociedad. Aún así, alienado completamente, Rafael Ruiz fue denunciado por un vecino que le acusó de injurias y le abrieron una causa en el juzgado de Corcubión. Dictada sentencia en abril de 1901, fue absuelto dejando sin efecto la constitución de la fianza personal de 1.500 pesetas que había presentado su padre, el notario de Corcubión Manuel Ruiz Casal, declarando de oficio las costas.

Nieto del boticario

En esa situación, con períodos de normalidad y brotes frecuentes de locura, siguió la existencia del ex fiscal municipal corcubionés que, por sus antecedentes familiares, no era una persona irrelevante en la escala social de la comarca fisterrana. Al contrario: fue nieto del boticario que en 1836 ya residía en la villa de San Marcos, Juan Ruiz Figueroa; hijo, de Jerónimo Ruiz (un piloto que mandó el bergantín Los Santos Inocentes) y de Florentina Domínguez Bermúdez.

El corcubionés Juan Ruiz se casó con Laureana Casal, originaria de Sardiñeiro, un matrimonio que residió en la calle María Cristina de la villa de San Marcos. En el levantamiento de 1854 contra el gobierno de Sartorius que llevó al poder al general O'Donnell en España, se constituyó en Corcubión una Junta de Gobierno del Distrito, presidida por Juan Domenech y formada además de por Francisco María Donnet y Pedro Blanco Vázquez y por el boticario Juan Ruiz. Aquel matrimonio tuvo como hijos a Diego, Peregrina, Manuel, Daniel (Corcubión, 1839-Corcubión, 1925), Victoriano (Corcubión 1841-Madrid 1899), Ramón y Salvador Ruiz Casal.

En 1861, Juan Ruiz Figueroa, a la sazón con 64 años, estaba considerado el segundo mayor contribuyente del Concello de Corcubión.

Una docena de años después, en 1873 aparece en el grupo de las Milicias Nacionales su hijo Diego, de 41 años, vecino de la calle San Marcos, que fue elegido juez municipal de Cee en 1882; también en julio de 1889. Años después, en febrero de 1894, y ya con 62 años Diego figuró en el escalafón general de los empleados de administración civil, activos y cesantes, dependientes del Ministerio de la Gobernación. El 18 de mayo de 1897 se vio una causa contra él en A Coruña por tentativa de violación, figurando en diciembre de 1919 en la Gaceta de Madrid como deudor en la Recaudación de Contribuciones de Vimianzo con el importe de 18,24 pesetas.

Por su parte, Salvador, el benjamín de la familia, de 23 años, propietario y residente en la calle San Marcos, figuró también en las Milicias Nacionales de 1873. En el censo de población de 1897 aparece el presbítero Daniel Ruiz Casal como propietario de las casas de Amarelle (Corcubión), en donde residía con varios familiares que ejercían de sirvientes o protegidos, así como una criada originaria de Estorde (Cee). Daniel desempeñó durante casi 40 años la capellanía de la cárcel del partido judicial, desde 1887 hasta su muerte, en 1925.

Disparo en la sien

Asimismo, Ramón Ruiz Casal figura en la Gaceta de Madrid de fecha 12 de abril de 1893 en el escalafón general de los empleados de Administración civil, activos y cesantes del Ministerio de la Gobernación. O, sea, que fue funcionario público también, empleado del ayuntamiento de Corcubión. Y existe noticia de que en el atrio de la iglesia de Oza, en A Coruña, Ramón se suicidó con un disparo en la sien derecha después de perder todo su dinero en el juego.