«Estoy en la calle, me siento perdida y no se dónde dormiremos esta noche»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CORCUBIÓN

Ana Garcia

Una mujer que denunció malos tratos vaga por la Costa da Morte pidiendo ayuda para alquilar un piso

01 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ahora mismo estoy en Corcubión, con mis dos hijas pequeñas, en busca de alguien que me eche una mano a salir de esta». Una mujer de Laxe, de 37 años de edad, que denunció a su expareja por malos tratos psíquicos y físicos, lleva desde el viernes vagando por la Costa da Morte en busca de ayuda para poder alquilar un piso. «Fui a declarar al juzgado en Carballo el viernes y horas después ya estaba él en casa de sus padres tras quedar en libertad. Como no podía quedarme en aquella casa por miedo a sufrir las consecuencias, cogí rápidamente las cosas de las niñas, las metí en una maleta y nos marchamos».

Según explicó ayer, sigue «desorientada y sin rumbo fijo». Y añadió: «No tengo quién me ayude, a los concellos a los que he ido no me ofrecen solución alguna. Yo solo quiero una ayuda para que a mis niñas no les pase nada y tengan un hogar». Dijo haber estado en Cabana, Camariñas... Y ayer en Corcubión. «Hemos dormido en hoteles estos días, pero hoy [por ayer] no sé dónde lo haré porque al ser puente están casi todos ocupados».

Insisten en negarse a ir a una casa de acogida: «No quiero eso para mis hijas. Solo busco un techo, un trabajo y poder dar a mis hijas la tranquilidady la estabilidad que precisan». Y añadió: «En Laxe, donde residía hasta el viernes, solo me ofrecían ir a una casa de acogida en Santiago, pero eso no lo quiero, no es la solución porque yo no tengo por qué huir cuando soy la víctima, no el agresor», y lamentó la falta de empatía por parte de las Administraciones: «Lo único que me dijo una trabajadora es que en Laxe se estaban riendo todos de mí. Me acusó de mentir y de dar una versión que no es real, pero yo sí sé lo que pasó, lo que he sufrido yo, pero sobre todo mis hijas y eso no lo quiero más. No puedo convivir con una persona así, que me agrede, que me hace daño, que me insulta y además que lo hace delante de las niñas».

Lo peor, según ella, es que las crías no van a la guardería desde el viernes: «No van porque no vivimos en Laxe». Las menores empiezan a sufrir las secuelas de no tener una estabilidad, de no tener un hogar donde jugar, comer y dormir tranquilamente: «Es lo único que pido, no tengo nada que perder, estoy desesperada, me da igual que me acusen de mentir, sé que digo la verdad». La posibilidad de regresar a la casa en la que reside su expareja y los padres de esta está descartada: «Prefiero andar deambulando por ahí». La única solución que le ofrecen es el de una casa de acogida, pero nadie le ha propuesto ayuda para arrendar un piso, «que es lo único que pido», aseguró la presunta víctima.