Antonio, médico, alcalde y comendador

La Voz

CORCUBIÓN

20 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de 1862 Antonio Porrúa Rodríguez ya ocupó la plaza de médico de la cárcel del partido judicial y en 1863 consiguió la titularidad de médico de Beneficencia Municipal de Corcubión, un empleo que desempeñó hasta su muerte en el año 1893.

En 1887 acumuló también el puesto de director de Sanidad Marítima del Puerto, sin remuneración alguna, solamente las gratificaciones más o menos periódicas que recibía de personajes usuarios de actividades portuarias, como Plácido Castro Rivas, el propietario de los depósitos flotantes de carbón existentes en la ría. Y también Antonio ejerció de subdelegado de Medicina y Cirugía del distrito, y de miembro de la Junta de Sanidad Municipal.

Por el intenso trabajo efectuado durante aquellos años, el 5 de noviembre de 1871 Antonio fue nombrado comendador ordinario de la Real Orden de Isabel la Católica. Y, diez años después, el 11 de noviembre de 1881 le fue concedido el ingreso en la Orden Civil de Beneficencia con cruz de primera clase por los servicios prestados con motivo de la epidemia variolosa desarrollada en Corcubión desde diciembre de 1879 a junio de 1880.

Y en el aspecto político, Antonio Porrúa fue elegido alcalde el 10 de abril de 1863 y permaneció en el desempeño hasta el 6 de enero de 1865. Durante su mandato se diseñó el primer proyecto de urbanización del campo de la Viña. En el año 1864 hizo un discurso en el que expuso la carencia de recursos municipales y la necesidad de progresar con la marcha de los tiempos, esbozando las más urgentes necesidades de la villa de San Marcos: reparar la calle principal, construir el alcantarillado para canalizar las aguas residuales hasta el mar, instalar el alumbrado nocturno y la necesidad de contratar a dos serenos... En este ámbito deberíamos destacar la política de sanidad pública por él encabezada. Impuso la obligación de construir cloacas y desagües y cañerías por cuenta de los propietarios de nuevas construcciones, así como con otras medidas de tipo higiénico tendentes a adecentar aspectos y salubridad de las calles, como la limpieza y retirar la basura, el vaciado de charcos, la retirada de estiércol y la circulación de carros por la vía pública...

Dos de los hermanos de Antonio también ejercieron de alcaldes de la villa de las Mercedes. Manuel, el abuelo de María del Carmen, que nació en 1835, piloto de profesión, fue elegido el 16 septiembre de 1876 y permaneció en el cargo hasta el 28 de febrero de 1877. Tres años más tarde, en 1880 aparece como agente de la Lloyd’s. Y, además, fue profesor del colegio de la Fundación Fernando Blanco de Lema, de Cee, y director del mismo colegio en el año 1898. Y, Francisco, nacido en 1825, y capitán de buque, fue elegido el 6 de abril de 1881 para cesar el 30 de junio de 1883. Con anterioridad a los tres hermanos, fue elegido su padre, Francisco Porrúa Valdivieso, nacido en 1798, y hacendado, desde el 20 de abril de 1838 al año 1839. Y, también su tío, José Porrúa Valdivieso, del 10 de mayo de 1825 al 12 de julio de 1926, repitiendo en el año 1836.

Además, los hermanos Porrúa Rodríguez Valdivieso también fueron armadores de buques en el Corcubión de 1861, concretamente propietarios del bergantín Ramoncito, matrícula de Corcubión; del bergantín San Manuel, matrícula también de Corcubión y del bergantín Glorioso San Antonio.

El médico Antonio Porrúa Rodríguez falleció, soltero, el 3 de marzo de 1893: «Nosotros somos Porrúa de Corcubión, con todos los sentimientos y todos nuestros sueños. Con orgullo», me dice desde la Argentina, Jesús B. Porrúa, el hermano de María del Carmen. El haber nacido en una tierra lejana no borró su corcubionismo, el corcubionismo de sus mayores.