Los ataques de lobos cerca de las casas generan alarma en Corcubión

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CORCUBIÓN

Mila Méndez / Álex López-Benito

El experto Francisco Javier Lema confirma la presencia, pero llama a la tranquilidad

24 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay lobos merodeando por el entorno de Corcubión y si han producido ataques a animales, probablemente los más continuados de la historia reciente en la localidad, con lo que el asunto ha llegado incluso al pleno municipal a través del concejal del PACOR, José Ramón Rojo, que ha sido testigo de la presencia del cánido y dio la voz de alarma reclamando medidas. Sin embargo, como explica el exalcalde, Francisco Javier, Chisco, Lema Fuentes, experto en el estudio de estos animales, esa presencia existe, está constatada, pero no es nada que se escape de la normalidad ni motivo para desatar una alarma social.

En el último año se han registrado ataques en O Vilar, donde recientemente fueron alcanzados varios corderos y ha desaparecido un perro; en Oliveira (una yegua), en Quenxe (tres ovejas, dos de ellas próximas a parir) y en A Amarela (varias cabras). El propio Lema ha sufrido tres en su rebaño de ovejas, el último hace solo 15 días, pese a que, salvo en una ocasión, los animales estaban acompañados por un mastín.

El concejal del PP José Manuel Romero, relata como a su padre, que tiene vacas y ovejas en la zona de Quenxe, también le ha afectado y como en el mes de abril o mayo, no lo recuerda exactamente, se toparon con que estaba depredando el rebaño de otro vecino. «Fomos todos a correr e espantámolo», cuenta Romero, quien dice que son varios los propietarios que se están deshaciendo de sus animales «porque aquí gando apenas hai, o que máis e o que menos ten unhas cantas ovellas para limpeza das fincas máis que nada e se tés que andar así encerrándoas e dándolle de comer na casa son gastos e non compensa». Incide en que el principal problema es que apenas hay distancia entre el monte donde se refugian los lobos y las casas, con lo que, ante la escasez de alimento «porque non hai coellos nin lebres, como moito algún xabaril» cada vez se aventura más hacia las poblaciones para buscar comida. De hecho, por las conversaciones mantenidas con biólogos y veterinarios, se muestra convencido de que estos depredadores tuvieron que ser introducidos «porque falas cos vellos e aquí na vida houbo lobos. Ademais tampouco é o seu hábitat, porque quere cancha, máis monte».

Lema Fuentes también señala que no han tenido tanta presencia de estos animales desde que él era niño y el hecho de que en uno de los últimos ataques, en el rebaño de Manolo da Mina en O Vilar, observasen a dos ejemplares juntos, le lleva a pensar, aunque no lo tiene todavía contrastado, que no son itinerantes sino que formarían parte de una manada establecida por la zona del Val de Duio, Sardiñeiro, Lires... ya que todo el entorno es un espacio continuo de hábitat para estos animales y en Corcubión mismo hay un topónimo, Campo do Lobo, que indicaría su presencia histórica. De hecho, con los medios de seguimiento que tiene detectaron en Corcubión la presencia de un ejemplar de Muxía, aunque no llegó a depredar.

A su juicio, el hecho de que se repitan los ataques obedece a que encontraron alimento, en este caso rebaños de ovejas, fundamentalmente, y cada cierto tiempo vuelven a esos puntos en busca de comida. En cualquier caso niega que haya motivos para el alarmismo y que, como citaba Rojo en el pleno, los lobos no distingan a un niño pequeño de un animal. «Unha cousa é que non teñan a visión estereoscópica dos humanos, que nos permite diferenciar as cousas sen que se movan, e outra que non distingan», señala.

Los últimos casos de afectación a humanos son de tiempos de la rabia en la Edad Media

La posibilidad de que un lobo ataque a un ser humano, incluso aunque sea un niño pequeño, es muy inferior a la de que sea atacado por un perro, entre otras cosas porque percibe el peligro de ser cazado y su tendencia natural es a huir para procurarse una distancia de seguridad, como saben bien quienes se dedican a su observación.

De hecho, los últimos casos documentados en la zona de Dumbría y Vimianzo -al margen de uno de Cabaleriza (Cee), donde el animal atacó para defenderse- datan de la Edad Media, de los tiempos de la rabia selvática, una enfermedad que lleva lustros erradicada en España y que desataba un comportamiento extremadamente violento no solo del lobo, sino de otras muchas especies afectadas como cánidos, zorros o incluso ovejas. De hecho, buena parte de la leyenda negra que todavía persiste en torno a este gran depredador, como la del Vaker, ese supuesto monstruo que devoraba peregrinos, muy probablemente tenga este origen.