Crímenes y sabotajes sin resolver

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CORCUBIÓN

JOSE MANUEL CASAL

Desde finales de los 80 se produjeron sucesos graves en la Costa da Morte que siguen esperando una respuesta

07 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las fuerzas de seguridad todavía no han logrado dar respuesta a numerosos hechos delictivos graves ocurridos en la Costa da Morte. Incluido el sumario del Casón, que fue archivado. En algunos casos, la Guardia Civil realizó detenciones y hubo un sinfín de sospechosos. Los casos permanecieron abiertos en los juzgados durante bastante tiempo, pero la falta de pruebas y el estancamiento de las investigaciones obligaron a los instructores a proceder al sobreseimiento provisional o archivo de las causas y decretar la libertad de algunos de los encausados. Entre estos hechos delictivos se incluyen varios homicidios y asesinatos, numerosos sabotajes o personas desaparecidas que no han dejado rastro alguno.

Uno de los crímenes de mayor repercusión y que quedó sin esclarecer a día de hoy sucedió el 27 de octubre del 1988. Elena Pérez Túñez, de 28 años y natural de Cee. Su cuerpo fue encontrado por la Guardia Civil en una cantera abandonada de Fisterra. Presentaba una herida de bala en la cabeza. El turismo de la víctima fue localizado en otro lugar, con las puertas abiertas. Los agentes detuvieron a un vecino de Corcubión, un conocido agente de seguros amante de la víctima. Ingresó en prisión provisional pero salió poco tiempo después. Se le ocupó una pistola, que resultó ser de fogueo y que, además, no había sido empleada en el hecho. En diciembre de aquel 1988 la jueza decretó la exhumación del cadáver para un nuevo análisis forense, que no arrojó pista alguna sobre lo ocurrido.

El 2 de marzo de 1991 fue hallado muerto en una finca de Paiosaco, Manuel Chico Pena, vecino de A Coruña. Su cuerpo fue hallado a 50 metros de la casa en la que solía pasar los fines de semana con su mujer y sus dos hijos. Presentaba una herida de arma de fuego. En concreto, un disparo de escopeta efectuado a corta distancia. El proyectil penetró por la espalda y salió por el pecho. La víctima era guarda jurado y las investigaciones apuntaron a un homicidio, pero nunca se supo quién fue el autor ni logró hallar el arma empleada en el crimen.

En agosto del 2002 se produjeron dos muertes en extrañas circunstancias que no se lograron esclarecer. Una de las víctimas fue Ricardo Rodríguez Mañana, residente en Razo da Costa, que apareció atado de pies y manos en su casa. Justo dos años después de este trágico suceso, el instituto armado arrestaba a J. M. R. B., un malpicán que por aquel entonces tenía 33 años, por su supuesta implicación en el crimen. Sin embargo, el juzgado de Carballo decretó su libertad por falta de pruebas. La segunda muerte en extrañas circunstancias ocurrida en aquel mes de agosto del 2002 fue la de José Luis Martínez Insua, Luis el fantástico, y muy conocido en la zona por ser el mimo del Cabo Fisterra. Las primeras hipótesis apuntaban a un suicidio, pero las circunstancias que rodearon su muerte todavía no han quedado esclarecidas a día de hoy.

Incendios intencionados

Pero si algo ha destacado la Costa da Morte fue por la gran cantidad de sabotajes cometidos contra la propiedad privada. En diez años hubo más de 50, y casi todos ellos sin esclarecer El más llamativo y de mayor repercusión ocurrió el 10 de febrero del 2006. Cuatro autobuses y la marquesina de la estación de Carballo quedaron completamente destruidos por incendio intencionado. La estación estuvo sin actividad hasta que pudo ser reabierta el 1 de marzo. A día de hoy se desconoce si fue un acto vandálico o una acción sindical para sabotear a la empresa concesionaria. Tres de los vehículos calcinados pertenecían a la empresa Arriva Noroeste, y otro, a Aucasa. El 7 de abril del 2008 una o varias personas quemaron seis vehículos que López Cao tenía en la cantera Santa Cristina, en Ponteceso. El 20 de abril del 2008 un fuego intencionado, destruía por completo 20 vehículos del desguace de un taller de coches en A Cacharoza, en Baio.

También hubo delitos contra bienes de marineros, mariscadores y cofradías de la Costa da Morte. El más grave fue el incendio de las casetas en el puerto de Arou el 22 de agosto del 2005. También hay casos de personas desaparecidas, algunas de ellas peregrinos, de las que nada se sabe. El último ha sido José Lamas Muíño, de 81 años de edad y vecino del lugar de A Espanadeira, en la parroquia carballesa de Entrecruces, que falta de su domicilio desde las seis y media de la tarde del 23 de diciembre del 2016.

En la comarca hubo más de 50 incendios intencionados contra la propiedad privada