Trescientos caminantes subieron al monte de Miñóns y disfrutaron del Xallas

Xosé Ameixeiras
x. ameixeiras CARBLALO / LA VOZ

CORCUBIÓN

Xosé Ameixeiras

Comenzaron las Andainas Coñece a Costa da Morte

02 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenzaron las Andainas Coñece a Costa da Morte de este año. Y empezaron bien. Unas trescientas personas hicieron la ruta Olveira, río e pedra, entre Buxantes y la aldea dumbriesa más cosmopolita de la comarca.

El día se ponía feo. Un chaparrón invitaba más a quedarse en casa que a lanzarse a los montes de Dumbría. Sin embargo, en el punto de salida, junto a la iglesia barroca de Buxantes, no llovía y el frío invitaba a ponerse al camino. Foto de rigor y empezó el ascenso al monte de Miñóns. César Ferrío, el técnico de deportes dumbriés, dio la salida y las normas de la jornada Una vez arriba, a más de 400 metros de altura, premio. A media vista aparecen la ría de Corcubión, el Cabo Fisterra y el Atlántico. Grandes vistas en general. No obstante, el contento no era absoluto. «¡Esa costiña!», se oía quejar. En lo alto, algunos charcos de la lluvia reflejaban el cielo. Por lo demás, mucho aparato eléctrico: eólicos, torres, cables conducción de energía... Más adelante ya asoma el Xallas y el monte de O Pindo, con una cortina de niebla que lo tapa en parte, aunque se adivina perfectamente su majestuosidad. Luego viene un amplio desierto de tojos, pinos aún infantes y testigos de la presencia de caballos, que no asoman.

En Xestosa hay otra subida, en este caso de cuarta o quinta categoría. El ritmo es bueno. Un niño prefiere descansar un rato a lomos de su madre. Aquí los nubarrones amenazan de nuevo, pero se apiadan de los trescientos caminantes y no cae ni gota.

En Anseán se produce el contacto con el asfalto y los bocadillos. Toca descanso a la espera de los rezagados. Lamentablemente para ellos, tan pronto llegan al agrupamiento, se reanuda la marcha sin que puedan tomar aliento. Sigue la Andaina por un tramo de asfalto hasta introducirse en camino de zahorra en dirección a la Pedra Cabalgada de Brazal, un monumento natural que ya se ha convertido en el gran icono de Dumbría. El Concello ya la utiliza en su gran símbolo. La anuncia la Pedra do Gato, a la derecha. A la izquierda el Monte das Cabras y, a su lado, el castro de Logoso, un conjunto que bien merecería una visita. Y ahí está la gran mole, en equilibrio sobre otra roca y unidas por un estrecho pescuezo. La gente la admira, se fotografía y se hace vídeos frente a la gran escultura natural.

A la derecha, a lo lejos continúa el monte de O Pindo, como eterno guardián. Los pequeños regatos acompañan la caminata con su sinfonía líquida. Entramos en el Camiño de Fisterra. De frente vienen peregrinos que saludan y sonríen, tal vez extrañados de ver a tres centenares de caminantes en dirección contraria. El Xallas canta libre y alto sobre piedras y cantos rodados después de soltarse del salto de Ponte Olveira. Rodea la Devesa de Anllares formando collares blancos alrededor de los guijarros y de las rocas del lecho y los márgenes. El bosque de ribeira luce ya esplendoroso animado por el verde de la primavera.

Antes del salto de Ponte Olveira, el río se hace gordo y no escuálido como en el tramo anterior. Es el agua acumulada a la espera de producir electricidad.

Al paso del puente de Vao da Ripa los caminantes se sienten también peregrinos. Ya queda poco para Olveiroa, que se anuncia con una fila de castaños aún desnudos, aunque se adivinan ya sus yemas primaverales. El antiguo lavadero y los canales de un molino habilitados como área de recreo ponen fin a la ruta. Buena parte de los caminantes aprovechan la presencia de As Pías para tomarse la cerveza final de la jornada. La próxima será el sábado 8, en Cee: «Da Xunqueira a San Estevo, tralas pegadas dos nosos ancestros». Promete

El Xallas canta libre y alto sobre piedras y cantos rodados tras soltarse del salto de Ponte Olveira