Cerceda: el viaje empieza en el agua

CERCEDA

ANA GARCÍA

Un parque acuático único en Galicia, el Aquapark, un lago y la Vía Verde hacen de Cerceda una buena entrada a la Costa da Morte. El «finisterrae» se presta para vivirlo en modo experiencias

06 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Naturaleza, deporte y agua. El municipio de Cerceda podría presumir de muchas cosas, empezando por ese corazón industrial del que salen proyectos tan singulares como las algas de Porto Muíños o los parques infantiles de Galopín, pero elige esas tres para reivindicar su identidad y posicionarse en una Costa da Morte que, desde luego, es mucho más que litoral: Cerceda elige naturaleza, deporte y agua. No llega a media hora el tiempo de desplazamiento desde A Coruña o Santiago hasta este concello de interior que ejerce un efecto llamada sobre toda Galicia fundamentalmente a través de su Aquapark, un parque acuático, por sus características, único en la comunidad. A punto está de cumplir el cuarto de siglo, nada menos que 25 años, pero el tiempo no pasa por él. En el Aquapark de Cerceda, el tiempo se emplea bien.

Abierto desde el pasado mes de junio hasta primeros de septiembre en esta temporada 2024, los alrededores son un auténtico bullicio que avanza diversión. Forma parte de su propia banda sonora, compuesta a base de chorros, risas, chapuzones y algarabía de niños, jóvenes, padres y abuelos, día sí y día también. Aquí todo el mundo encuentra su espacio, desde el más cauto al más atrevido. Entre las burbujas del jacuzzi y el Roaller Caster, entre la adorable rana y las multipistas, desde el barco pirata y sus aventuras hasta el Aquatubo, desde la piscina de olas hasta O Caldeiro, desde los donuts hasta el congrio o el pulpo, el Aquapark se revela espacio de ocio con todos los servicios al alcance para pasar un día entero de disfrute. Abre de 12.00 a 20.00, con entradas que se pueden gestionar vía web o también allí mismo, por más que se aconseja evitar las colas, que las hay. Cada minuto cuenta para recorrer los metros y metros cuadrados de piscinas y jardines para extender su toalla.

BASILIO BELLO

VERDE, MUY VERDE

Habrá pensado hasta ahora en azul, y no es un error, pero si Cerceda también se reivindica algo, es verde. Para atletismo, para ciclismo, para senderismo y para todo lo que puede dar de sí un municipio que recientemente se ha estrenado, o estrenado un nuevo tiempo, en otros dos nuevos activos turísticos: el lago de As Encrobas y la Vía Verde. El primero es un remanso de quietud levantado sobre el agujero que dejó una explotación minera, un auténtico ejercicio de regeneración ambiental. Un espacio atractivo para la mirada más pictórica, ya sea por la masa de agua, abierta a la pesca deportiva, como por las hectáreas de bosque atlántico que lo rodean y que se reflejan en la superficie, el escenario perfecto para darse un paseo por el entorno o para moverse al trote en caso de ser de los que prefiere correr. Si el Aquapark nació en su día con perspectiva de crecimiento de futuro, no menos este proyecto natural del que también tendrán mucho que decir en breve, seguro, los deportes náuticos.

Con dos apeaderos y la antigua estación de Queixas, que ahora por cierto es albergue turístico, Cerceda tiene ese pouso de historias de idas y venidas que tienen todos los territorios cruzados por vía ferroviaria. La de este municipio se ha convertido en cabecera de la denominada Vía Verde, un trazado de casi 37 kilómetros hasta Santiago que atraviesa asimismo Tordoia, Ordes y Oroso. Referencia en Galicia, y desde luego en la provincia, en torno a una tercera parte transcurren por el municipio cercedense, kilómetros ideales para hacer a pie o sobre dos ruedas, escoltados por rica flora y bosque alimentados a través de cauces fluviales.

PASEO FLUVIAL

O Acevedo, emplazamiento del Aquapark, pero también del polígono industrial, es la prueba de que empresa y ocio pueden convivir sin estridencias y sin considerarse antagónicos. Más aún, la prueba de cómo la industria no tiene por qué ensombrecer el peso de la naturaleza, y para muestra el jardín botánico a unos cuantos pies del parque, con especies verdaderamente interesantes y una fauna acuática ya propia, o el paseo fluvial del río Cabancos, muy accesible en distancia y salpicado de áreas de descanso y juegos infantiles. Coronarlo con una visita al Aula da Natureza es todo un plan si busca un destino para el conocimiento, viaje que podrá extender a través de la observación ornitológica en otras masas de agua como son los embalses de Vilagudín y Vilasenín. ¿Áreas recreativas? ¿Museos singulares? También Cerceda los tiene. Empezando por el espacio dedicado a la minería, para no olvidar una parte fundamental de la historia local, y siguiendo por el Museo do Moucho, que desde luego le será difícil hallar en cualquier otro punto, con centenares y centenares de piezas ligadas a un ave realmente fascinante.

BASILIO BELLO

Además de mil y una formas de activar el cuerpo, si la estancia en Cerceda se lo permitiese en tiempo, nadie desaconsejaría recorrer las numerosas muestras de arquitectura religiosa que tiene este concello. Tampoco a la arquitectura civil, con pazos tan destacados como los de Gontón y Lavandeiras, ambos de carácter privado.

Con vista cenital sobre el mapa de Galicia, Cerceda puede ser una muy buena forma de entrar en la Costa da Morte desde su extremo superior. Desde ahí hasta Fisterra, las oportunidades de turismo activo son sumamente variadas, y más en verano, con toda una red empresarial y de servicios a merced del disfrute y de lo que hoy más busca el viajero: las experiencias.

EL «FINISTERRAE»

No solo se trata de admirar el paisaje, o lo que se ve, que también es una opción válida, sino de vivirlo a través de una participación activa. El surf y todos sus derivados, el yoga en espacios singulares, paseos a caballo, buceo, senderismo por doquier, barranquismo, kayaks, vela, viajes en barco para conocer la costa desde dentro y hasta parapente son disciplinas que se pueden practicar en la Costa da Morte, de manos de iniciativas municipales en algún caso, pero sobre todo de empresas especializadas. Hay mil y una formas de acercarse a la belleza y eso lo sabe bien, por ejemplo, Dumbría. Los pies de la cascada de O Ézaro, el único remate así de un río en Europa, se pueden conocer por ejemplo en kayak con iniciativas empresariales particulares. A apenas unos metros, las transparentes aguas de la servicial playa de esta localidad, reconocida con bandera azul, se prestan para el pádel surf u otras disciplinas similares.

Dumbría, como Cerceda, ha hecho del deporte una seña de identidad, con dos citas que, en materia de las dos ruedas, han puesto a este municipio en el mapa internacional: La Vuelta y el Gran Fondo Ézaro. Su temido Muro es una meca para los ciclistas de carretera, pero también para la bici de montaña hay espacio en este concello, con rutas que dinamizan un territorio —busque Territorio Vákner— que además es parte del Camiño a Fisterra. Recorrer este trazado y su simbolismo es una atractiva opción, pero no menos lo son las rutas al Monte do Pindo o la más relajada Ruta do Muíño de Louredo: de nuevo, por O Ézaro.

El tramo final del río Xallas, este que nutre la cascada, desde el embalse de Santa Uxía hasta la fervenza, tiene su fama para el barranquismo, obviamente siempre con la tutela de profesionales dedicados a ello. En fin, un auténtico mundo por tierra, mar y aire.