Manuel Chouciño, párroco en Cerceda y Tordoia, aprovechó la fiesta posterior a la bendición de Ramos para animar la celebración comunitaria
11 abr 2022 . Actualizado a las 19:57 h.Manuel Chouciño Pardo es el párroco de una unidad pastoral que agrupa a siete parroquias limítrofes de Cerceda y Tordoia, desde Rodís hasta A Vila de Abade. Empezó con tres, pero se ha ido haciendo poco a a poco con más, como ocurre en las zonas rurales ante la ausencia de sacerdotes. Chouciño es hijo de malpicáns, pero fue gestado en Perú, donde sus padres habían emigrado, y nació en Alicante. Lleva ya cuatro año en Galicia y ha dado un giro importante a las actividades pastorales y sociales en su territorio. El domingo, la bendición de Ramos ya fue distinta: decenas de niños vestidos de hebreos acompañando a otro niño, este representando a Jesús, sobre un poni. Más tarde, los apuntados para la confirmación animaron la celebración con vecinos de las siete parroquias. Había pulpo, música y cantantes, desde los chavales hasta el propio cura, que se animó con el célebre Despacito. Todo ello, en Bardaos, el entorno de una casa parroquial que sirve para numerosas actividades, ya que tienen cocina y campo para una carpa.
Manuel Chouciño ya usó una grúa para subirse a lo alto de un impresionante penedo en Cabaleiros para buscar petroglifos, como se señalaba en algún escrito, y es un gran estudioso del pasado de las parroquias que ocupa. Desde que ha llegado ha trabajado especialmente con los jóvenes y visitando a todos los vecinos. Por cierto que en una de sus iglesias, la de A Vila de Abade, pende una campana de un carballo desde hace casi 60 años.
