Esta cercedense de dieciocho años se trajo un oro colectivo del campeonato de España para personas con discapacidad intelectual celebrado en Elche (Alicante)
21 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.«Síntome emocionada cando bailo». Así es como resume Sara Castro Pardo (Encrobas-Cerceda, 2.000) lo que significa para ella la gimnasia rítmica. Tiene síndrome de Down y lleva desde los cuatro años practicando este deporte con el club coruñés Santiago Apóstol. Fue en Atención Temperá del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera donde le ofrecieron la posibilidad de hacer terapia con gimnasia rítmica. En la entidad deportiva se encontró con un gran proyecto de inclusión social que la ayudó a crecer como persona y como deportista a lo largo de todos estos años.
Este mes regresó del campeonato de España para personas con discapacidad intelectual celebrado en Elche (Alicante) con un oro colectivo. Su equipo, bajo el nombre de María Barbeito -otro club coruñés con el que colabora el Santiago Apóstol- se proclamó campeón en habilidades júnior. Sara y cuatro compañeras más realizaron un ejercicio de manos libres, sin ningún aparato. La cercedense ejerció de capitana al ser la que más experiencia tenía.
No obstante, este premio significa mucho más que un éxito deportivo: «Los objetivos principales no son los éxitos deportivos, sino todo lo que conlleva entender una disciplina, una autonomía, todo lo que los rodea», explica su entrenadora durante todo este tiempo, Clara Martín, que, a su vez, habla de una evolución «muy buena» por parte de Sara ya desde muy pequeña. Muestra de ello son las numerosas medallas que guarda en la vitrina, tanto a nivel individual como grupal. Y es que la propia protagonista asegura que le gusta «gañar», aunque primeramente, «facer deporte». En gimnasia rítmica, la cinta es su técnica favorita, pese a resultarle la más complicada. Sara no se pone límites, sino que se dedica a aprender día a día.
Se desplaza a A Coruña los lunes y los miércoles acompañada por sus padres, Antonio Castro e Isabel Pardo. A lo largo de la semana, también practica natación, deporte que lleva realizando tantos años como el otro, aunque en este caso, sin moverse de Cerceda. Su hermana Patricia, de 32 años, es su ojito derecho. El sentimiento es recíproco: «Antes xa estabamos orgullosos dela e, agora, aínda máis. Soamente o feito de que vaia a un campionato xa é un logro. E se por riba trae unha medalla, é un éxito enorme para ela, por superarse», comenta. Ella es la encargada de peinarla, además de cumplirle otros deseos como llevarla al cine.
Aunque parezca increíble creerlo, la familia de Sara solo la vio actuar en persona una vez. En el resto de ocasiones, a través de Youtube. El caso se dio en el campeonato de España del pasado año, celebrado en A Coruña. El motivo es que las jóvenes suelen viajar con los monitores, lo que les da una mayor autonomía. Cuenta Patricia que, en los días previos a emprender el viaje, organiza junto con su hermana la maleta en bolsas con la ropa para poner cada día, algo que le sirve a Sara para estar más tranquila. A la vuelta de la competición, una actividad lúdica complementa la experiencia. Algo que siempre suele ser un musical y que llena de alegría a la joven cercedense.
Para ella este deporte significa muchas más cosas, le da la vida: «En temas de relacionarse evolucionou moito, porque custáballe falar e, agora, é capaz de facelo ata en castelán grazas ao contacto coas compañeiras», comienza explicando Patricia. «Tamén nunca pensei que fose facer unha coreografía completa ante o público, pois púñase moi nerviosa», añade. «A melloría notóuselle, tamén, deportivamente, claro. Eu non sería capaz de facer o que fai ela, por exemplo, en elasticidade. Nin de broma! Ao fin e ao cabo, as sumas un día fainas ben e outro cústalle. Pero en ximnasia nunca vai para atrás porque o pasa xenial. É como unha vía de escape para ela», sentencia. «Quero seguir bailando moitos anos máis», asegura Sara.