Son Cabana, Carballo, Cerceda, Laxe, Malpica, Muxía, Ponteceso y Vimianzo
27 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Justo la mitad de los concellos de la zona presentan niveles de gas radón -al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa como segunda causa de muerte por cáncer de pulmón después del tabaco- que el Laboratorio de Radón de Galicia, dependiente de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) considera de «alto riesgo», según las últimas mediciones efectuadas.
Con todo, según explican expertos como el profesor de Medicina y codirector del citado laboratorio, Alberto Ruano, no hay motivos para la alarma, ya que es una situación con la que se ha convivido desde siempre y los niveles de riesgo, además de tremendamente cambiantes, también dependen mucho de donde se sitúen los límites. Aquí la medida clave son los bequereles (Bq), unidad derivada del sistema internacional de unidades que mide la actividad radiactiva.
La línea roja más consolidada a nivel internacional es la de 200 Bq por metro cúbico, aunque hace algunos años la OMS la estableció en 100 y la directiva europea, que entra en vigor este año, eleva la cuota a 300.
Atendiendo a el nivel de 200, más del 10 % de las casas de Cabana, Carballo, Cerceda, Laxe, Malpica, Muxía, Ponteceso y Vimianzo estarían en situación de alto riesgo. Sin embargo, si tiene en cuenta la cuota de 300, únicamente quedarían en esa lista Muxía, Vimianzo, Cabana, Ponteceso y Malpica. Además, para contar con una idea certera de su concentración y posible influencia haría falta una medición precisa y específica de cada domicilio, que no es el caso. De hecho, en estos análisis incluso se extrapolan datos de ayuntamientos vecinos a falta de mediciones propias.
Aunque el laboratorio gallego es el que más mediciones de este tipo realiza de todo el Estado -de hecho en otras zonas ni siquiera existen servicios parecidos- su trabajo de oficio, por decirlo así, ni mucho menos alcanza el conjunto del territorio. De ahí que los interesados o que se consideren en especial situación de riesgo puedan solicitar actuaciones concretas por un precio que está muy por debajo de las cifras comerciales y con unos dispositivos que se distribuyen en varios puntos de la casa pero tienen el tamaño aproximado de un tubo para guardar carretes de fotos.
En cualquier caso, aunque la OMS señale que el radón está presente entre el 3 % y el 14 % de las muertes por cáncer de pulmón, su incidencia no es ni mucho menos automática y tampoco supone que una persona más expuesta vaya a desarrollar la enfermedad. Ni siquiera con el tabaco ocurre eso. De ahí que el propio Ruano, en un artículo publicado en estas mismas páginas hace tres meses, señalase a modo de apostilla: «Si quiere reducir el riesgo de un cáncer de pulmón no fume, y si fuma, deje de fumar», para dar a entender que esa es la parte vital y que el radón, sin despreciar sus efectos, es algo con lo que hay que convivir, sin dejar, por supuesto, de lado las medidas que puedan ayudar a reducir los riesgos.
En este aspecto la situación normativa y de control de la Administración es más bien anárquica, porque ni siquiera están incluidos estos parámetros en los códigos técnicos de edificación. Además, siempre se enfoca desde el punto de vista de las viviendas, más afectadas a nivel de suelo que en construcciones en altura, pero se mira menos a los espacios de trabajo, donde muchas personas pasan la mayor parte del día.
Los sistemas de desgasificación son económicos en obra y ventilar las casas ayuda
El radón es un gas noble, por tanto incoloro, inodoro e insípido, con lo que resulta completamente indetectable si no es con equipos específicos. La razón de que se den concentraciones tan altas por toda Galicia radica en la proliferación de suelos graníticos, porque se produce con mucha mayor facilidad que en zonas arcillosas o calcáreas. Surge de forma natural en el subsuelo, a un metro de profundidad aproximadamente, y son estas grietas del granito y su gran solubilidad en el agua lo que le ayuda a propagarse y descomponerse en otros elementos.
La manera ideal de protegerse contra sus efectos es instalar en el momento de la obra sistemas de desgasificación, que no suponen un coste añadido importante si se tienen en cuentan a la hora de elaborar el proyecto. A partir de ahí, las recomendaciones sanitarias más comunes, que se dan generalmente a los enfermos de cáncer de pulmón, es ventilar la vivienda la menos dos horas al día.