La piedra Mazafacha, un enclave poco conocido y plagado de leyendas

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CERCEDA

ROCÍO DA IGREXA

En las estribaciones del Monte Xalo, una gran mole de piedra servía de límite común a los municipios de Culleredo, Carral y Cerceda

24 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En las estribaciones del Monte Xalo, una gran mole de piedra servía de límite común a los municipios de Culleredo, Carral y Cerceda: la llamada Mazafacha, antiguamente Maza da Facha. Ya no lo es, porque las fronteras cambiaron y ahora pertenece íntegramente a la parroquia cercedense de As Encrobas, pero su elección no había sido casual, pues se trata de un enclave único, plagado de historias y leyendas, mucho más que una división de lindes como las que marcan las pedrafitas.

Para empezar, el nombre. Facha alude, probablemente, a un lugar de fachos, de lugar de lumbres para marcar su situación. Está muy cerca del embalse de la urbanización del monte Xalo, referencia física para los tiempos que corren, pero en realidad el espacio que ocupa hubo un campo de mámoas y posiblemente asentamientos posteriores.

Cuenta todo esto Xosé Lois Vilar Hermida, gran conocedor del lugar y que prepara unos textos como guías para el Concello de Culleredo, como futura zona de rutas guiadas. Con el tiempo -señala que hay mucho material para relatar- podría devenir en un libro. Una de las leyendas tiene que ver con la noche de San Xoán: ese era el día en que se reunían las meigas para decidir el tiempo que haría de ahí en adelante en los valles que circundan ese alto. Los vecinos, añade Vilar, observaban de lejos a través de una peneira, y creían que, con la llegada del primer rayo de sol, las brujas se iban. El tiempo también está relacionado con otra antigua creencia sobre este bloque granítico: según el color que tenga, se sabe si va a llover.

La piedra, una enorme bola cortada por la mitad, tiene al menos una marca, que se atribuía a los mouros, con sus correspondientes historias fantásticas. Justo al lado tiene otra piedra más pequeña, reservada para que las mujeres quedaran embarazadas. A pocos metros, «fontes sanadoras», explica el historiador. «O Xalo ten moito que ver», añade. Por ejemplo, rocas antropomorfas y zoomorfas.

Es curioso que un enclave así no tenga un mayor enclave patrimonial o turístico. El cercedense Xosé Antón Bocixa recuerda que, a través de la entidad Lucerna, ya publicaron algunos trabajos, y que en As Encrobas y alrededores siempre se tuvo ese lugar muy en cuenta.