«Entre todos creamos cultura de algas»

P. Blanco, F. Rodríguez CARBALLO / LA VOZ

CERCEDA

CESAR QUIAN

Antonio Muíños, fundador de Porto Muíños, comparte el Premio Responsabilidade Social Empresarial de la Xunta con su equipo y entorno

21 ene 2016 . Actualizado a las 12:31 h.

La idea es tan romántica como respetuosa y sopesada: trabajar como si del mismo mar se tratase, sin que el medio se resienta, sin que prácticamente note que en una determinada zona se ha actuado extrayendo algas. Por esta responsabilidad, en gran medida, ha llegado a la empresa Porto Muíños, con base en O Acevedo (Cerceda), uno de los Premios de Responsabilidade Social Empresarial concedidos por la Xunta [también los recibieron Calvo y Feiraco]. Antonio Muíños, fundador de esta fábrica de conservas, junto con Rosa María Mirás, compartió ayer con Radio Voz Bergantiños algunas de las sensaciones que les deja este galardón. Habla en plural porque, tal y como incide siempre, «Porto Muíños non é só unha empresa física, é un equipo humano, un conxunto de xente que se arrimou a nós e finalmente, entre todos, creamos unha cultura das algas». Con todas esas personas, trabajadores, clientes y medios que difundieron sus ideas y sus proyectos, comparte Muíños el premio que les fue concedido. 

«É unha maneira de facer as cousas, de dar valor a produtos que non o tiñan, de dar valor a recursos ao alcance da man e que non só xeran valor para a empresa, senón tamén para o entorno social, unha riqueza compartida», dice sobre ese respeto. Cuando la normativa en su ámbito se concretó, ellos ya tenían asumido como hábito esa práctica sostenible. Dice Muíños que se plantearon hacer las cosas «de maneira ordenada, sen danar o entorno, sostible, sen unha sobreexplotación». Es posible combinar esos objetivos con una actividad empresarial y, de hecho, dice este empresario nacido en A Coruña (1962), hay cuestiones que pesan más que el beneficio económico. Más allá de cubrir gastos, hay otros hitos y retos que generan un bienestar mayor. En Galicia hay más de 600 especies de algas y, en ese marco, la Costa da Morte es un paraje «espectacular», aunque no todas tienen valor gastronómico, claro: «Traballamos con 32 especies e hai moitas máis comestibles. ¿Que pasa? Que estamos falando de recoller algas de forma sostible. Hai especies que nos encantan e temos zonas identificadas, pero non hai suficientes. Podería pensarse: ?Hai 10 quilos, pois collo 10 quilos e vendo 10 quilos?. Pero non: hai 10 quilos e quedan alí. Non se comercializan por iso, porque non hai abondas». 

Porto Muiños fue vanguardista primero con setas y hongos y después con las algas, hoy quizás la rama por la que son más conocidos (frescas, deshidratadas, en conserva...). Hace cuatro o cinco años se entregaron también a un concepto reciente, el cultivo de vegetales de costa, «algo moi interesante e que vai medrando pouco a pouco». Al margen de la planta de Cerceda, tienen proyectos piloto en Cabana ?diferenciándose a nivel nacional, se trata del cultivo de moluscos de forma ecológica? y otros más repartidos por Sada o Abegondo. «Son proxectos que nos axudan a entender e planificar un desenvolvemento», explicó a Radio Voz. 

Los miedos iniciales

Mucho han cambiado las cosas desde los primeros tiempos: «Tratábannos de tolos a todos os niveis». Si miran atrás, ven el camino andado. Hubo que crear una cultura de algas, vencer las reticencias iniciales: «Perdeuse ese medo que había ás algas». Hoy, cree, el público tiene más curiosidad por este producto, por su cocina y sus aplicaciones. «Estamos nun labor de divulgación», dice Antonio, quien pone como ejemplo las recientes y exitosas jornadas celebradas en Camariñas, en colaboración con restaurantes, bares y Concello. En callos, empanada o salpicón se vio su buena adaptación. En ensaladas, con arroces o en mayonesa también tienen buena combinación, así como con algún pescado y un buen albariño o bien en tapa con su correspondiente cerveza. El revuelto de berberechos y algas, a modo de tortilla, está excepcional, cree él: «Hai que recordarlle á xente que hai moitas especies con distintos sabores e eu sempre recomendo ir empezando coas algas en pequenas cantidades». Las hay con sabor a trufa, al mar mismo, con olor a lavanda...

Considera Antonio que en este tiempo han tenido suerte, al lograr que sus clientes no solo valoren su producto, que también, sino el conocimiento y la información que transmiten con él: «Temos ese recoñecemento». El de la Administración, con este premio, sirve para recargar pilas, alentar a su equipo y no bajar la guardia de la responsabilidad.