Los aerogeneradores más viejos de Galicia están en la Costa da Morte

S. G. Rial / T. Longueira CARBALLO / LA VOZ

CERCEDA

El primer parque construido en la zona, y en la Comunidade, es de 1989

13 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La Costa da Morte fue una de las comarcas pioneras de Galicia en la implantación de la energía eólica, pero eso tiene ahora su contrapartida: algunos de sus molinos son de los más antiguos. Los que más, al menos, ya no están, porque se desmontaron, y no hace mucho: los del primer parque eólico gallego, el de Vilán (denominado Vilano; el llamado Vilán llegó un poco más tarde, lo mismo que el de Pena Forcada) empezaron a instalarse en el 89 y acabaron poco después. Eran 22, y en su lugar se colocarán dos, con más potencia que todos aquellos, que las tenían de 0,180, 0,150 y 0, 100 megavatios, a años luz de los que se construyen desde hace algunos lustros.

Los efectos de la antigüedad de las instalaciones acaba de verse en el parque de O Roncudo, que no es de los más veteranos, pero ya tiene 16 años. Formó parte de aquel primer bum eólico que parecía no tener fin, con los primeros contratos en los que los propietarios de los montes recibían escasas contraprestaciones (con el tiempo, el conocimiento y las protestas fueron mejorando), además de las primas que recibían las compañías. Algunas, con sedes en Madrid o en Sevilla, se creaban casi de un día para otro y se abría un despacho en una oficina de A Coruña, por ejemplo. Así ocurrió por ejemplo con el primer parque de Vimianzo, gestado en el 96, aunque tendría que esperar seis años para su inauguración, con molinos de 0,7 megavatios. El alcalde de entonces quedó tan satisfecho de las rentas que impulsó la creación de uno municipal, el de O Barrigoso, y de hecho fue el primero en ponerse en marcha en Galicia de esas características, hace ya once años. Ya es casual: el último que se ha construido en la zona, hace justo tres años, es otro municipal, el de Cerceda, con dos molinos. Y el último comercial, el de Fontesilva, en Coristanco. En ningún caso hay viviendas demasiado próximas, así que si ha habido accidentes similares al de Corme, no han trascendido. De todos modos, los controles de hace dos decenios no eran tan rigurosos como lo son en la actualidad.

La vanguardia tecnológica que supuso la llegada de la energía eólica a la Costa da Morte llevaba camino de repetirse con los nuevos proyectos, en muy diversas fases, previstos para los montes de la comarca: nada menos que 16 en total, con nuevos aerogeneradores de más de tres megavatios o 120 metros de altura. Claro que desde que se inician los trámites hasta que cristalizan -si lo hacen- la tecnología avanza, y seguramente haya que realizar modificados. El elevado viento de la Costa da Morte atrae mucho, pero la falta de financiación de los bancos, o de las primas, aboca a las viejas palas a seguir girando una temporada.