«Un objeto te remonta a una etapa de tu vida, es sentimiento»

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

CEE

Ana García

Con ascendencia gallega, este matrimonio cubano acaba de abrir en Cee un local de restauración de antigüedades y cosas del hogar. No cesan en el empeño de conocer algún dato más acerca del origen del abuelo de ella, Secundino, nacido en Ourense en 1891

18 mar 2023 . Actualizado a las 17:26 h.

«Somos unos cubanos atípicos. A lo primero que nos adaptamos fue al clima», ríe Aliet Espinosa. Llegaron a Cee en la Semana Santa del 2019, el 13 de abril, y lo recuerda bien por lo «deslumbrados» que se quedaron con la celebración. Además del «fresquito», y teniendo en cuenta que en su país ya residían en zona de mar y playa, les gustó el litoral y, desde luego, dice, los precios de alquiler. Arribaron a la villa de A Xunqueira animados por una amiga y aquí se quedaron, aunque las raíces de Aliet están en otra provincia: Ourense. Solo sabe que su abuelo, Secundino Pérez Francisco, nació en 1891 en un lugar que menciona como Casa o Casas do Monte, según el nomenclátor perteneciente a Oímbra. Emigró «muy jovencito», como tantos gallegos. Él, a Cuba, donde conocería a María de la Concepción Hernández.

Tuvieron tres hijas y una de ellas, la más pequeña, es la madre de Aliet, que cumplirá el próximo julio 82 años. «Ella, desde hace dos años, también está aquí con nosotros, junto con mi hermana. Mi madre celebró ya aquí los 80», cuenta Espinosa. Una edad avanzada para «cambiar el chip completo», «volver a conectar con todo», «irte casi sin nada», pero ahí están, abrazando el origen. No les fue fácil salir de Cuba, de su «sistema bastante complicado», ni tampoco más adelante reunirse. «Nosotros siempre hemos tenido apego a la cultura gallega. Mi abuelo nos hablaba de las patatas, el caldo... Siempre hemos tenido añoranza de venir para acá por nuestra ascendencia», dice Aliet. No los han recibido mal. «La gente nos da mucho cariño, somos de calorcito, uno no puede desarraigarse de esa idiosincrasia», valora.

Carlos William, con una contra y sus herramientas
Carlos William, con una contra y sus herramientas Ana García

Espinosa explica todo esto para contextualizar el negocio que ella y su marido, Carlos William, abrieron el pasado 20 de febrero en el número 71 de la Avenida de Fisterra. Antes pasaron por otros empleos, «pero al final la misma vida te va guiando a lo que uno quiere y sabe hacer». Al local, cuya actividad va llegando de unos a otros «boca a boca», lo han llamado Restauraciones de objetos antiguos Willi, añadiendo y cosas del hogar, porque están abiertos a reparar de todo, aunque se hayan enfocado a esas cosas de antaño. «Venimos de un lugar donde hay que cuidarlo todo mucho, aguantar las cosas. No se si has visto esos coches de los años 20... Es importante mantenerse apegados a objetos de valor familiar. Casi todas esas cosas que te marcan son cosas de la abuela, o que van pasando de una generación a otra. Es sentimiento: un objeto te remonta a una etapa de tu vida, es parte de ella. El ser humano se compone de estos recuerdos», sopesa. «La máquina de coser a mí me lleva a mi abuela, que se ganó la vida así», evoca. Pero ahí están lavaderos, lámparas, candelabros...: «Nos ajustamos al cliente. Queremos ir ampliando ramas de trabajo».

Ana García

William, formando en refrigeración, climatización, soldadura o pailería, es un «manitas». Ella con 45 años y él con 52, agradecen la ayuda que siempre les brindaron desde Cruz Roja y Cáritas, el asesoramiento municipal y también los consejos de otros empresarios para iniciar esta nueva etapa, en la que no cesarán el empeño de saber algo del entorno del abuelo de Aliet. Por ahora no lo han logrado: «Nunca más regresó aquí y mi madre siempre tuvo esa nostalgia. Sabemos que mis bisabuelos se llamaban Manuel y Cecilia». Retales de la emigración.

Aliet muestra la foto de sus abuelos: Secundino y María de la Concepción
Aliet muestra la foto de sus abuelos: Secundino y María de la Concepción Ana García