Llega por sorpresa otro crucero a Cee con idea de repetir en 2020 y 2021

j. v. lado / e. mouzo CEE, A CORUÑA / LA VOZ

CEE

JORGE PARRI

Le Dumont d´Urville, de la compañía francesa Ponant, trajo a Brens todo su lujo

27 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Le Dumont d’Urville, la última joya de la empresa francesa de cruceros de lujo Compagnie du Ponant, arribó ayer minutos después de las cuatro de la tarde al puerto de Brens, para sorpresa de prácticamente todos en la localidad, incluidos los vecinos que a esa hora pescaban en el muelle. Al contrario que sus antecesores, también de la misma naviera, Le Soleal (2015 y 2017) y Le Boreal (2014), en esta ocasión su presencia no fue anunciada, con lo que, a nivel local, no había nada preparado y a lo más que llegaron una parte de los pasajeros, ingleses, franceses y portugueses, en su gran mayoría, fue a dar un paseo desde el muelle hasta el casco urbano.

El barco, con 127 metros de eslora y 18 de manga, es una construcción naval sencillamente espectacular. Cuenta con 92 cabinas y suites, todas ellas exteriores y con balcones privados, que prácticamente están estrenando estos pasajeros, los 157 que llegaron a Cee, de un total de 264, ya que el viaje, con escala previa en A Coruña, incluía también una excursión por tierra a Santiago de Compostela. Casi lo estrenan, porque este crucero, que lleva el nombre del oficial naval, geógrafo, explorador y botánico francés Jules Dumont d’Urville, realizó su viaje inaugural el pasado 7 de agosto desde el puerto de Bergen, en Noruega.

JORGE PARRI

La lista de comodidades y lujos a bordo no cabría en esta página, pero destaca, por ejemplo, un puerto deportivo ajustable, por el que los pasajeros pueden navegar en zódiacs y motos acuáticas.

Sin embargo, el principal factor diferencial es Blue Eye, una sala situada en el centro de la cubierta inferior que le permite a los pasajeros sentir que están sumergidos en el medio del mar sin tocar una gota de agua. «Cuando estamos en aguas claras vemos pececitos, delfines, mantarrayas...», explicaba ayer durante la escala en Cee una representante de la tripulación. Y es que la sala, aparte de los cristales de visión subacuática y los asientos de relajación, ilumina el fondo con proyectores no invasivos y está conectada a unos hidrófonos que van en la quilla del barco y permiten escuchar los sonidos del mar.

Todo un lujo que, eso sí, arranca en los 3.000 euros semanales y puede superar los 15.000 para algunos de los pasajeros que ayer partieron a las 20.00 horas de Cee dentro de este crucero que dura 15 días y que tiene como siguiente parada Leixoes, cerca de Oporto.

Sin embargo, como constató ayer a bordo la alcaldesa, Margarita Lamela, la compañía ya tiene previsto volver a recalar en la zona, con otros de sus barcos similares, en los próximos años 2020 y 2021.

«Ya quedamos de organizarles algo para la próxima vez que vengan»

La alcaldesa, Margarita Lamela, al enterarse de la presencia del barco, de la que no estaba avisada, acudió al puerto, acompañada del edil Juanma Buiturón y ataviada con el material gráfico de información turística que acaban de recibir por parte de Solpor. Fueron invitados a subir a bordo e incluso recibieron un obsequio por parte de la tripulación. Sin embargo, lo que más les impresionó fue la sala de relajación con visión submarina. «Es impresionante por dentro, de verdadero lujo», explicaba Lamela, que quiso aprovechar la oportunidad. «Ya quedamos de organizar algo, una ruta turística, la próxima vez que vengan», señalaba, después de lamentarse por no haberlo sabido con antelación, ya que le podrían mostrar a los pasajeros que bajaron en Cee el museo Fernando Blanco y otros lugares de la localidad.