Cee tenía escondido un paraíso verde y lo enseñó

Xosé Ameixeiras
x. ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CEE

El paraje de Pallares y A Lagarteira guarda molinos, avellanos y un río saltarín muy cerca del centro urbano

02 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cee tenía escondido y abandonado un paraíso verde. Lo puso en el escaparate el pasado sábado en las Andainas Coñece a Costa da Morte. La tienen, como quien dice, a la puerta de casa, a las espaldas del colegio y el polideportivo. El área formada por los molinos y el bosque de Pallares y Lagarteira. Tiene poca explicación su estado y tendría mucha menos que los partidos políticos de la localidad no llevasen en los programas electorales que tienen en el horno la rehabilitación de este conjunto.

Partieron los más de 300 caminantes de la Praza 8 de marzo, después de que Manuel Calo, técnico de Deportes, impartiese instrucciones. A los pocos pasos apareció un molino, unos muros viejos y unas huertas que ya festejan la primavera. Sin embargo, a medida que se sube por el paraje se van descubriendo más molinos. Hasta siete, pero Modesto García Quintáns, que los estudió todos, asegura que había 16. Dos de ellos son historia, ya que fueron destruidos al canalizar el río. Los demás están en diversas fases de abandono. A la par que uno se dirige hacia lo alto, el agua baja acelerada, entre avellanos, robles, laureles y un olivo antiguo. Canta entre sombras. Un regalo para los sentidos que hasta ahora fue desdeñado. Un pulmón para Cee, escondido y envuelto en maleza. Pocos pueblos tienen un vergel así a la vuelta de la esquina. Al final, las viejas casonas, algunas ruinosas coronan este espacio único que la Andaina descubrió para la Costa da Morte.

Ya solo por este pequeño recorrido habría valido la pena levantarse temprano y recorrer decenas de kilómetros. Pero la ruta continuó también por caminos llenos de misterio y belleza.

El fallecimiento de Carlos Leis cubrió de luto una excelente jornada

Lástima que la Andaina terminase con noticia luctuosa por la muerte de uno de los integrantes de la comitiva, el dumbriés Carlos Leis Zubiela. Su corazón se negó a seguir con su pasión por las caminatas y se detuvo a la salida de Estorde. El suceso pasó desapercibido para gran parte de los participantes. Solo un vehículo de Protección Civil que acudía veloz al auxilio del lesionado vascular alarmó a alguno de los senderistas. Al llegar a Cee, el óbito ya era conocido por todos. Ayer, gran cantidad de amigos y conocidos de Carlos Leis lo despidieron en Dumbría.

Fue la nota triste de una caminata que discurrió entre sombras de acacias, cedros robustos y robles majestuosos con hojas nuevas, algún soto y varias fuentes de agua fresca, como el mar.