«En un ictus, cada 15 minutos aumenta en un 4 % la posibilidad de muerte»

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CEE

ALVELA

José Lema, jefe de urgencias del Hospital Virxe da Xunqueira, incide en la necesidad de la atención temprana y explica cómo se prepara su unidad para prestarla

09 sep 2018 . Actualizado a las 22:28 h.

El equipo de Urgencias del Hospital Virxe da Xunqueira de Cee realizó este miércoles un simulacro de atención a pacientes con ictus en el que poner a prueba, en condiciones normales de trabajo, la capacidad de respuesta con un novedoso sistema que les mantiene conectados por videoconferencia con un neurólogo de guardia. José Lema Trillo (A Coruña, 1970) es el jefe del Servizo de Urxencias del HVX.

-¿Qué es el ictus?

-Se refiere a las enfermedades cerebrovasculares. Lo que comúnmente en la calle la gente dice: «me dio una embolia, me dio una trombosis o me dio un derrame». Lo que ocasiona son muertes, morbilidades en los pacientes... En resumen, es falta de riego, de aporte sanguíneo, en una zona del cerebro. Se refiere también a hemorragias, porque también hay ictus hemorrágicos.

-¿Qué consecuencias tiene para el paciente afectado?

-Dependiendo de la extensión de la parte del cerebro puede ocasionar déficits: muchas veces son pequeños y recuperables y otras veces son más extensos y definitivos, muy incapacitantes con pérdida de fuerza, pérdida del habla,... Cualquier sintomatología neurológica que el paciente tenga puede ser una consecuencia y quedar como secuela.

-¿A causa de qué se producen?

-Los factores de riesgo son los mismos de todas las enfermedades vasculares: la diabetes, la hipertensión, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo,... Eso ocasiona el deterioro de la circulación: arteriosclerosis. El resumen es que en un momento dado una arteria acaba colapsando y deja de aportar riego, a las neuronas en este caso.

-¿Por qué es tan importante atajarlo a tiempo?

-Desde hace muchos años se lleva realizando estudios y desarrollando nuevos tratamientos. Eso nos dice que para hacerlo, para poner el tratamiento hay una ventana de cuatro horas y media. Por encima de cuatro horas y media ya son casos excepcionales con más riesgo para el enfermo etcétera. Eso es lo más importante. Y otro dato: cada 15 minutos que se deja de tratar al enfermo, aumenta un 4 % la posibilidad de muerte o de grandes morbilidades.

-¿Qué ensayaron el miércoles?

-Es un protocolo que puso en marcha el Sergas hace dos años. En el 2016 creó lo que se llama el CAI, que es el Centro de Atención al Ictus. El sistema se puso en marcha en todos los hospitales, sobre todo en los comarcales, que fuimos los más beneficiados en el sentido de que viene un enfermo y, con la premisa del tiempo como primera; cuanto antes, mejor, se hacen las pruebas necesarias para poder administrarle el fibrinolítico que es un medicamento que desobstruye la arteria. Eso se hace con un neurólogo de guardia que hay todos los días para toda Galicia y que valora el enfermo con nosotros mediante telemedicina. Existe una serie de criterios y cuando se cumplen tiene que ser una cosa muy rápida y dinámica. Hay una cámara con sonido ambiente en una sala especial para valorar al enfermo. Esto nos permite tener acceso a un neurólogo porque en los comarcales generalmente no se cuenta con él. Aquí por lo menos no lo hay. Así estamos en contacto e incluso lo puede explorar él, porque una exploración neurológica se basa mucho en reacciones, en levante una mano, póngase así... Por eso él lo valora con nosotros y confirma que realmente ha sido un ictus. Ahí es cuando se decide que le vamos a ponerle el tratamiento y se lo ponemos aquí

-¿Cuáles son las secuelas?

-Cuanto antes llegue el paciente desde que empiezan los síntomas y cuanto antes se les ponga el tratamiento más posibilidades hay de que salga bien. Los pacientes que se cogen al momento en los siguientes 15 minutos media hora ya recuperan. Cuanto más tarda eso peor es, muchos ya no recuperan nada. Influye mucho el tamaño del ACV (accidente cerebrovascular), las enfermedades que tengan a mayores, la edad,... pero lo importante es el tiempo. Las últimas recomendaciones de las guías internacionales hablan de poner el tratamiento y coger ya una ambulancia hacia un hospital de tercer nivel, Santiago, A Coruña o Vigo, para hacer una trombectomía si no funcionara eso. Como un cateterismo en el cerebro. Un neurorradiólogo coge un acceso venoso, acceden a la arteria y destruyen la obstrucción mecánicamente.

-¿Las secuelas son permanentes o se pueden revertir?

-Eso es muy variable. Entre cinco o 10 días pueden estar ingresados. Cuando se da el alta las secuelas ya se saben las que van a quedar. Puede haber una discreta mejoría con la rehabilitación, pero casi siempre van a quedar.

«Ante la duda es mejor venir de más que de menos»

Lema explica como ha evolucionado la atención al ictus y de urgencias en general en el HVX.

-¿Cómo actuaban antes? ¿Derivaban directamente a Coruña?

-Teníamos un protocolo mini, digamos, de urgencias nuestro nada más, con la colaboración de la UCI de Coruña. Eran muchos menos pacientes los que podíamos tratar porque teníamos más dudas, estábamos menos arropados... Y claro, con esto se ha beneficiado mucha más gente que antes.

-¿Cómo se detectan estos casos? ¿Qué puede hacer la gente de la calle?

-Cuando pusieron esto en marcha hace dos años hicieron una campaña: «Fala, faciana, forza». Entonces, se trata de personas que de repente notan que no tienen fuerza en un brazo o en una pierna. Pacientes que se le tuerce la cara, que cuando son así importantes se les nota mucho al hablar o al reír la boca torcida. O que tienen dificultades para hablar: tartamudean, hablan más lento, no les salen las palabras o dicen palabras que no tienen sentido. Es mejor que la gente que una vez que detecte eso arranque con la persona hacia el centro de salud más cercano o, si está cerca al hospital. En esto, ante la duda es mejor venir de más que de menos. Eso siempre.

-¿Se nota la caída poblacional?

-Desde que abrió el hospital la población del área oficial bajó de los 50 y pico mil a los 39.000 largos en los que estamos ahora. Lleva toda la vida viniendo gente de Mazaricos y Carnota sin problema ninguno y en los últimos cinco seis años de Cabana para allá: Laxe, Ponteceso, Malpica, a veces. Ahora bien, en Urgencias se notó muy poco. Pudo bajar un 1 %, un 2 % la gente, porque el cambio que ha habido desde el 2010 para aquí es todo esto que estamos haciendo: la atención al ictus, la ventilación mecánica no invasiva, la atención al paciente crítico, con cardiopatía isquémica... En eso hemos mejorado mucho: en cuanto a procedimientos, formación...