«¿El Jeep amarillo? Tiene 38 años y está perfecto, pasó ahora la revisión»

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. lado CEE / LA VOZ

CEE

MÓNICA FERREIRÓS

A REMOJO | El médico ceense, afincado en Pontevedra, recuerda sus veranos en la Costa da Morte. Será el pregonero de las Festas da Xunqueira

15 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A algunos les sonará ahora su nombre porque va a ser el próximo pregonero de la Xunqueira, pero Alberto Rodríguez Costa (Cee, 1940) fue durante unos 15 años el único cirujano pediátrico de la zona de Vigo, después de estudiar en Santiago e iniciar su carrera en Madrid. En mayor o menor medida, en función del tiempo disponible, ha ido combinado su profesión médica con la pasión escultórica que mantiene, al igual que las visitas, sobre todo estivales, a la Costa da Morte.

-¿Inició su carrera en la capital?

-Sí. Estuve en Madrid durante 20 años con el profesor Agra Cadarso, primero aprendiendo y luego trabajando con él hasta que me vine a Vigo para organizar el servicio de cirugía pediátrica, donde estuve otros 20 años, viviendo en Pontevedra, desde donde iba una o dos veces por semana, según hacía falta, a operar a los niños.

-¿Cómo se inició en el arte?

-En el año 58 hice una exposición en el escaparate de la ferretería de Lado, de unos coches hechos con piezas viejas. Luego, una en el casino con Paco Michinel, un gran pintor de Cee; y un anónimo que hizo unas caricaturas sensacionales. Luego sí me enteré de quién era: don Pepe Sánchez, médico de Cee durante muchos años.

-Incluso le salía rentable su afición escultórica, ¿no?

-Sí, a partir de ahí me fui para Santiago. En la pensión me prestaban el bajo y allí tuve yo mi pequeño taller donde hacía mis esculturas, sobre todo cuadros con coches y alguna que otra figura. Con eso me pagué yo la carrera. Le dije a mi padre que no me mandara perras que ganaba yo suficiente. Me iba muy bien. Hacía 118 modelos diferentes y vendí cientos y cientos de esos cuadros. Tenía más que de sobra, tanto es así que tenía hasta coche, un 600, pero de aquella era un coche. Ya después me marché a Madrid y estuve en el hospital de Cruz Roja con Agra Cadarso hasta el año 91, que me vine para aquí para Pontevedra.

-¿Qué fue de su Jeep amarillo?

-¿El Jeep amarillo? Sí, sí... A mí me gustó siempre el Jaguar. De hecho luego llegué a tener 3 en Madrid. Un amigo tenía uno precioso, sabía que me gustaban y me ofreció que me lo vendía. Quedamos en que me traería las llaves. Se lo cuento a mi mujer [también es originaria de Cee] y una bronca del carajo: «¿Qué haces con ese coche? Consume muchísimo. No tenemos nivel para mantenerlo... Si por los menos compraras eso». Y pasaba un Jeep amarillo. Al otro día por la mañana me acerqué a la Ebro y compré el Jeep. A mi amigo Lázaro le dije que no me quedaba con el Jaguar que tenía problemas con mi mujer. Hace de esto 38 años y está perfecto. Pasó la revisión hace 15 días.

-¿Cuando cambió a formatos escultóricos grandes?

-En Madrid no tenía tiempo y hacía cosas de vez en cuando. Al venir para Pontevedra -aquí tengo un taller importante- empecé a hacer cosas grandes. En Vigo ten dos esculturas, aquí en Pontevedra una, en Padrón hay otra, y en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Esas son muy grandes, de ocho o nueve metros. Luego más pequeñas, de un metro o así, tengo montones. La mayoría de las pequeñas son con material reciclado. Sobre todo material de quirófano: prótesis de rodilla, de cadera..., clavos, tornillos... Todo lo que usan los traumatólogos me lo guardaban cuando lo retiraban para cambiar. Ahora estoy haciendo una serie muy bonita con ostras del Barqueiro, que son grandísimas: alguna tiene 40 centímetros. Me llamó el dueño de un museo muy bonito para que monte allí una exposición este verano.

-¿Le ilusiona dar el pregón?

-Me hizo mucha ilusión, aunque no estoy acostumbrado. Es nuevo. No sé si me van a tirar de los pelos o una docena de huevos.

Para cotillas

-¿Es más de playa o de piscina?

-Siempre veraneamos en Cee y en Corcubión, y aunque estuviésemos en Corcubión yo no dejaba ni un solo día de ir a Cee. Pero tuve un barco durante 20 años en Corcubión y la playa yo creo que no la pisaba. Si llevaba gente los dejaba en la playa y yo me iba a navegar o me iba a la Lobeira. De hecho, había gente de fuera que creía que la Lobeira era mía, porque en Semana Santa, en Navidades y en verano iba todos los días. Piscina tengo en casa y tuve en Madrid toda la vida. Me puedo bañar un día, pero no me convence. Los ratos libres si puedo estoy en mi taller inventado cosas.

-¿A dónde le gusta ir a comer: local moderno de diseño o chiringuito de playa?

-Para comer, restaurante de siempre. El modernismo en la cocina me gusta, pero una vez al año. Fui mucho en Madrid a conocer sitios nuevos, pero prefiero la cocina de siempre. Eso que sale en televisión de que mi madre cocinaba mejor que la tuya, eso lo entendí siempre.

-¿Carne o pescado?

-El pescado me gusta más. No soy muy carnívoro y si la voy a tomar soy muy exigente con la carne. Necesito que tenga muchos días de curación, que esté blanda...

-¿Cuál fue la última pieza musical que recuerda escuchar?

-Me metes en un lío. La pobrecilla de María Dolores Pradera me encantó siempre. Tengo discos de ella y de vez en cuando los escucho.

-¿Cuál fue la última película que vio?

-Voy muy poco al cine. Hace años a lo mejor. Creo que la última se llamaba Fantasía y era de Disney.