Continúa abierto el operativo en el que se arrestó a un ceense por ocho robos disfrazado de ninja

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CEE

Guardia Civil

El Equipo Roca investiga si hay más viviendas e iglesias afectadas por las sustracciones

10 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Equipo Roca de la compañía de Carballo, con base en Vimianzo, mantiene abierta la denominada operación Ninja negro, que acabó con el arresto de Miguel Ángel Facal Fernández, nacido en 1977 y vecino de Brens (Cee), y de Noé Domínguez Castro, nacido en 1988 y residente en Sardiñeiro (Fisterra).

Ambos están siendo investigados en relación a ocho robos con fuerza. Uno fue perpetrado en un hotel de Corcubión, tres en viviendas de Zas, Muros y O Pindo, y cuatro en iglesias (Lariño, Ponteceso y dos en Malpica). Además se los relaciona con «un delito leve de estafa» ocurrido en Zas.

Sin embargo, los agentes adscritos al caso analizan si hubo más sustracciones con el mismo modus operandi que el llevado a cabo en estas actuaciones delictivas.

Los agentes ya se incautaron del traje ninja de color negro, vinculado a Miguel Ángel Facal Fernández, así como el vehículo de color rojo, supuestamente empleado para perpetrar las fechorías por la Costa da Morte y la comarca de Muros. La Guardia Civil estuvo durante un mes realizando las pesquisas. Además, en los registros, los guardias civiles requisaron numerosos objetos, que «ya han sido reconocidos y entregados a sus propietarios». El importe total de lo sustraído está pendiente de cuantificar, ya que, entre lo robado, había joyas de oro y otros objetos de gran valor económico.

Inseguridad

En el instituto armado explicaron que en algunos de los domicilios asaltados «estaban sus moradores durmiendo en el momento de los robos, lo que creó una notable sensación de inseguridad en la zona».

En el Equipo Roca tienen más o menos claro el modus operandi empleado. Los ladrones (no se descartan que haya más implicados) realizaban previamente un estudio de los lugares que podrían asaltar sin levantar sospechas y aprovechando la oscuridad de la noche. Una vez elegido el emplazamiento, uno de los delincuentes se ponía el disfraz de ninja, de color negro. El otro, simplemente se cubría la cabeza para no ser identificado. Ambos rompían alguna ventana o puerta para acceder al interior de las viviendas, el hotel de Corcubión o las iglesias y así sustraer los objetos de valor que, posteriormente, vendían en tiendas de segunda mano.

Las hipótesis de trabajo apuntan a que sería Miguel Ángel Facal Fernández el que llevaría el disfraz de ninja de color negro.