«Dejé mi trabajo, agarramos bártulos y aterrizamos en Massachusetts»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CEE

CEDIDA

En la actualidad explora la detección precoz de enfermedades como el alzheimer

24 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cumplir el sueño americano, a veces, sí es posible. Y si no que se lo digan al investigador ceense David Castiñeira Areas, que desarrolla su trabajo en dos de las universidades más importantes del mundo. Las paredes de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), por las que pasaron más de dos centenares de Premios Nobel y numerosos jefes de Estado, sirven de escenario para su trabajo diario. «Si uno presta la suficiente atención, aquí es posible aprender algo nuevo cada día. Una nueva ecuación, un nuevo algoritmo... A partir de ahí, querer es poder», sostiene.

Aunque ceense de corazón y procedencia, nació en el archipiélago canario allá por el 1976. Cuando era apenas un veinteañero recién graduado decidía probar suerte al otro lado del Atlántico. En principio fueron seis meses. Después, se quedó con una beca para hacer máster y doctorado durante cuatro años. Una vez que su pareja encontró trabajo por la zona, la posibilidad de echar raíces en Estados Unidos era ya una realidad que sobrevolaba sus cabezas.

Años después, y con un trabajo ya consolidado, los sueños de David continuaban rondándole y decidió abandonarlo todo para seguir sus objetivos. «Dejé mi trabajo, agarramos bártulos y aterrizamos en Massachusetts», señala David. Su mujer, recuerda, se lo tomó bastante bien, pues pudo pedir un traslado en su empresa. Pero su hijo, Tiago, no se mostró tan comprensivo. «Tuvimos que deshacernos de algunos de sus juguetes más grandes durante la mudanza y el hombre no veía nada claro ese tema».

Por suerte, el disgusto inicial enseguida se convirtió en aprobación: «Estamos aprovechando este tiempo con la familia en el área de Boston y, además, nos hemos encontrado con viejos amigos de la universidad. ¡Incluso Tiago está satisfecho con los nuevos juguetes que ahora tiene!».

El objeto de su investigación, que desarrolla paralelamente entre la universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, se centra en dos campos fundamentales: la detección precoz del alzheimer y la anticipación de los terremotos. Dos temas que, aunque puedan parecer remotamente aislados, sí guardan muchos aspectos en común. «Al trabajar con la predicción sísmica nos dimos cuenta que las mismas técnicas se podrían usar para [...] desarrollar un software que se pudiese utilizar en hospitales con fines preventivos». Castiñeira espera, con su investigación, poder alcanzar resultados de relieve ante una enfermedad, dice, «complicada, sin cura y de la que no se sabe claramente qué factores la originan».

Las conclusiones extraídas, tras dos años de trabajo, son alentadoras: «En nuestro estudio aplicamos métodos predictivos avanzados para evaluar el riesgo de que un paciente desarrolle alzheimer en un futuro, y los resultados son prometedores. Ahora mismo somos capaces de predecir la enfermedad con una precisión del 90 por ciento o más», reconoce.

Tantos años destinados a la ciencia no han sido gratuitos para David. «Trabajar en estos temas conlleva muchos sacrificios por el número de horas que uno acaba dedicándole». Sacrificios, decía en su día, que bien valen la pena cuando uno persigue sus objetivos. David es prueba viviente de que la fantasía hollywoodiense del sueño americano sí existe.