Playas que lo ponen bastante difícil

p. b. m. / j. v. l. CARBALLO / LA VOZ

CEE

ANA GARCÍA

Personas con o sin movilidad reducida tienen complicado alcanzar algunos arenales

17 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Aedac) recomienda «vivamente» que las personas con movilidad reducida puedan disfrutar de recursos de ocio como las playas, alcanzando no solo la arena, sino también el agua. No obstante, no únicamente este tipo de accesibilidad sigue siendo una asignatura pendiente en la Costa da Morte -solo el 15 % de playas tienen acceso para personas discapacitadas, según la guía de datos del Ministerio de Medio Ambiente-, sino que incluso hay algunas que se lo ponen verdaderamente difícil a cualquier viandante, aún no teniendo movilidad reducida. Es curioso, por ejemplo, que las escaleras que bajan a la de Leira, en Rebordelos (Carballo), acaben en rocas. No es la única. Mención especial merece Gures (Cee), un arenal de características naturales únicas, pero cuyos accesos, ya sea desde Caneliñas, el cementerio de O Ézaro o Gures, exigen condiciones físicas considerables, con pronunciadas pendientes sin prácticamente adaptación alguna. Más allá de la infraestructuras en sí misma, es a veces la falta de mantenimiento la que más limita, con vegetación crecida que a veces hasta casi oculta señales o merenderos -lo denunciaban hace unos días en el caso de Riás (Malpica)- y pasarelas.

Condiciones especiales por la propia ubicación

Hay arenales que, por sus propias características, ofrecen condiciones especiales de acceso. Rebordelo, en Cabana, se revela como un auténtico paraíso para quienes acudan a ella, pero eso no quita la bajada en picado. Rincones así suelen ser el refugio de unos pocos, por lo que las mayores dotaciones se las llevan las playas que registran mayores afluencias. El estado de los caminos también debería mejorar en muchos casos.