«A veces escucho los 40 principales»

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. Lado CEE / LA VOZ

CEE

Gemma Román, ayer por la tarde en el paseo marítimo de Cee, un lugar que le gusta para vivir.
Gemma Román, ayer por la tarde en el paseo marítimo de Cee, un lugar que le gusta para vivir. alvela

La cantante manchega instalada en Cee participa en el concurso internacional de Gijón

20 may 2016 . Actualizado a las 14:35 h.

Natural de Tomelloso (Ciudad Real) se formó en Madrid, se casó con un asturiano, trabajó en Vigo, estudia en A Coruña y ahora vive en Cee, donde da clases, además de en Corcubión. Toca -en su caso más bien canta- con una bilbaína, que va al conservatorio de Zaragoza, a la que conoció en Burgos y a la que volverá a ver en el V Concurso Internacional de Música Antigua de Gijón: la primera gran cita para ambas, que están entusiasmadas con que las hayan seleccionado.

Detrás de este pequeño galimatías de localidades, se encuentra la soprano lírica ligera, Gemma Román González, a quien trajo a Cee el amor -su marido, el musicólogo Miguel Blanco, da clase en el Agra de Raíces- y el deseo de «vivir cerca del mar».

El inicio de su pasión por la música se le pierde en la memoria de las tardes infantiles con su abuelo ya fallecido, aunque todavía recuerda «como un acontecimiento» cuando, con 14 años, le dieron la primera oportunidad de actuar en la Coral del Conservatorio de Tomelloso. Después vino Madrid, donde estudió diseño y moda en la Politécnica y conoció a Miguel, quien le acompañaba al piano en bodas y otras actuaciones esporádicas.

Por esa época se empezó a interesar y formar, ya en serio, como cante lírica y tuvo entre sus maestros a nombres muy conocidos en el mundillo como Ana Luisa Chova, Beatriz Arenas, Celia Alcedo,... incluso Luca D?annunzio al que conoció en Santander. Ya en A Coruña, además de darse cuenta de que necesitaba aprender más solfeo, siguió formándose con Maite Bárbara, Marc Sala,.. y tiene de profesoras a Carolina Pérez y María José Ladra. En Burgos, en el Baroque Opera Studio, de donde salió su actual colaboración con Teresa Merino Guereñu, virtuosa de la tiorba y la guitarra barroca, recibió clases de David Mason, José Hernández Pastor y Alicia Amo, que le permitieron debutar en los escenarios operísticos con el Apolo y Dafne de Cavalli.

Al margen de este bagaje y de toda la ilusión que muestra por lo que tiene por delante, tampoco ha dejado de lado su otra pasión, el diseño, ahora más enfocado a la docencia en la academia Diver Art de Cee y en los cursos de corte y confección que da en Corcubión. Todo ello compaginado con una hija de siete años.

Pese a que se declara una «enamorada de la música barroca» huye por completo de sectarismos y «excepto al reggaeton» le da oportunidades a todos los géneros. «La música es música. A veces también escucho los 40 principales. Es más, te pones a cantar algo de rock o así y dices: ?espera, que no era tan fácil?. Para mi es respetable todo lo que tiene un trabajo detrás», detalla.

Tampoco se cierra en ese mundillo con pátina de hiperculto como tiene habitualmente la música clásica. De hecho ya en Cee ha participado en la grabación de dos discos como soprano solista de la Coral Polifónica Neria Costa da Morte y no considera que para dedicarse a esto, al menos de manera aficionada, haga falta un don especial. «El canto lírico es en gran medida técnica, tu propia voz entrenada. Todo el mundo puede intentar cantar. Es como el deporte. Yo puedo correr, evidentemente no voy a llegar a las marcas en los 100 metros lisos de un deportista profesional», explica con toda naturalidad.

En estos momentos, y aunque ni siquiera puede ensayar personalmente con Teresa Merino, Gijón para ella es lo más, esa gran cita y esa oportunidad que estaban esperando. «Es que yo en esto ya voy contrarreloj. Soy mayor [risas] y es de los pocos concursos que hay sin límite de edad. Ganar es impensable, pero el simple hecho de que nos hayan seleccionado ya nos hace una ilusión tremenda, solo por estar delante de un jurado de ese nivel», concluye la manchega, que está ahora en plena fase de preparación del repertorio: 15 minutos para la primera actuación y 25 para la final. Llevan piezas de Giulio Caccini y su hija Francesca Caccini, de Bárbara Strozzi,  Tarquino Mérula, Marín, Vivaldi...