Saber estar de «andar pola casa»

J. v. Lado, V. Couto CEE, CARBALLO / LA VOZ

CEE

María Canosa y Concha Blanco al término de la presentación de su libro ayer en Cee.
María Canosa y Concha Blanco al término de la presentación de su libro ayer en Cee. jorge parri

Madre e hija, con una amplia trayectoria literaria, escriben por primera vez juntas

19 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque a primera vista la profesora ceense Concha Blanco Blanco (Lires, 1950) pueda parecer la hermana mayor de María Canosa, realmente es su madre y eso en todas las familias, incluso en las más literarias y creativas, como es el caso, otorga una insoslayable preeminencia. Lo explica así su hija en relación a Será Correcto?, el libro presentado por ambas ayer en la librería Ler de Cee y que viene a cubrir con total acierto entre las publicaciones de protocolo accesibles a todos los públicos: «No fondo é ela a que manda e foi cando ela quixo», asegura la ingeniera de Caminos, columnista de La Voz, que llega a los hogares de toda Galicia a través de sus participaciones televisivas. Lo dice porque llevaba años tratando de publicar a medias con su madre y hasta el momento todos los proyectos, «que non quere dicir que agora nun futuro non vaian saír», siguen en el cajón.

Concha llevaba dándole vueltas a la idea desde su etapa de maestra en el Eugenio López y después en el Agra de Raíces, de donde ayer quisieron estar junto a ella varias compañeras, además de la directora del Fernando Blanco. En las clases de tutoría, sobre todo, se dieron cuenta de que carecían de material adecuado para explicar ciertas cuestiones de comportamiento social, de saber estar. «Estabamos un pouco perdidos porque a sociedade cambiou e os rapaces con ela, quizais os que menos cambiamos fomos nós», recuerda. De ahí que se pusiese a buscar obras sobre protocolo. En gallego no encontró nada y en castellano todo eran volúmenes inmensos sobre cuestiones muy formales y elevadas, «de alfombra vermella». Su hija empezó a aportarle el material que le solicitaba y también precisiones sobre cómo presentarlo. «Díxenlle: ?por qué non o facemos as dúas? e así naceu», explica la profesora ahora jubilada, que impartió clase también en Nemiña, O Ézaro y Brens y que solo de literatura infantil tiene cerca de medio centenar de libros, además de narrativa, traducciones, obras colectivas y publicaciones didácticas.

Para María, que con solo 37 años ya suma más de 40 títulos y una decena de premios e incluso ayer le parecía «un atrevemento» dirigirse a las que fueron sus maestras, esta colaboración le añade el valor de que son mujeres «de dúas xeracións distintas».

Así, con esa mezcla y las ilustraciones de Paula Mayor «a que non coñeciamos e deu co que nós queriamos» les ha salido una obra accesible, didáctica y muy leíble, que también contiene sus guiños a la literatura popular. Como resume Concha es protocolo de «andar pola casa», que versa sobre situaciones cotidianas a las que cualquiera tiene que enfrentarse en el día a día porque, como señaló la librera Lola Solano en la presentación «a mi casa no viene ningún embajador», que es lo que enseñan generalmente los sesudos manuales de protocolo.

En este caso, de lo que se trata es de saber cómo actuar cuando se recibe un regalo, cuándo y cómo hay que ir a darle el pésame a la familia de un fallecido o qué hacer cuando sales por la puerta y justo pasa alguien por la calle.

«Ese coñecemento dá seguridade. Sabes que o que estás facendo o estás facendo ben», detalla Concha que se mostró muy agradecida por las palabras que les dedicó la también escritora Ana María Fernández, quien definió la obra como «dúas ventás abertas: unha ao pasado, á tradición e outra que nos leva ao progreso».

En este punto incidió María, en el sentido de que no existen normas inamovibles, «máxicas» y que es «preciso que vaian evolucionando coa sociedade». Puso un ejemplo, el de cederle el paso o el asiento a una mujer, que probablemente en unos años serán usos desaparecidos. De ahí que en la introducción ya aclaren algunas cuestiones importantes porque estas acciones de simple cortesía dejan de serlo en caso de que tengan un trasfondo machista o se utilicen con afán discriminador. En definitiva: todo es adaptable y ellas aportan una base de consulta por la que regirse.