«Isto no Morrazo non llo farían». Un político local asiente con la cabeza y añade: «Non, que xa nin sequera terían a valentía política para propoñelo pero aquí, pasadas as eleccións, xa todo lles dá igual e poden facer o que queiran». Y así ha sido. La ministra de Fomento, Ana Pastor, después de que su departamento diese largas durante meses a cuenta de unos dispositivos que nadie sabe a ciencia cierta si se instalaron o no, anunció hace ya más de tres semanas que la base de Salvamento Marítimo de Ruibo, en la parroquia ceense de Lires, ni tiene helicóptero ni lo va a tener. Los técnicos lo «desaconsejan» por cuestiones de «meteorología adversa» apuntó la ministra en funciones y todos tan contentos.
Nadie se pregunta -a excepción de las tímidas iniciativas parlamentarias de BNG y PSOE- dónde están los informes que lo dicen y, tanto o más importante, que ha sido de los que se hicieron antes de las obras, porque parece una broma de mal gusto que se levantase una base de millón y medio de euros sin sólidos análisis de especialistas. Documentos que, en principio, deberían contradecir las afirmaciones de los pilotos -no se sabe si interesadas o no porque les resulta más cómodo vivir en Santiago o en A Coruña que en un hotel de Cee- que calificaban la base de Ruibo con el «agujero negro» porque lo consideran prácticamente la antítesis de lo que debe ser un lugar para volar helicópteros destinados a salvar vidas.
Poniendo por caso que esos informes existen y que los últimos tienen mayor peso que los primeros, cabría aclarar que versículo de la Biblia dice que la base del helicóptero, ese que se supone que se compró expresamente para operar en la zona, no puede tener su base en otro punto de la Costa da Morte. Por ejemplo en los más de 47.000 metros cuadrados de explanada del puerto de Brens, donde los pilotos podrían saludar desde la ventanilla a la tripulación del remolcador Don Inda y una ambulancia no tardaría ni dos minutos en trasladar a los rescatados al hospital Virxe da Xunqueira que, por otra parte, también tiene su pequeño helipuerto.
Sin embargo, nada de eso ha ocurrido ni hay visos de que vaya a ocurrir en una comarca donde muchos todavía ven mal e incluso se protesta públicamente por las sanciones impuestas a quien pesca de forma ilegal. Salvo la testimonial Fecom y un pequeño puñado más de voces preguntadas ex proceso nadie ha dicho esta boca es mía para ponerse al frente de los marineros, de los pescadores de caña o de los que toman el sol en agosto para dejarle claro que si en algún sitio hacen falta medios de rescate en el mar es aquí. Seguramente porque esto no es O Morrazo y, sobre todo, tiene poco que ver con la combativa comarca pontevedresa.