Un ceense descubre en su visita marfileña con Égueire «palacios con el suelo de barro»

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. Lado CEE / LA VOZ

CEE

Las mujeres de esta comunidad marfileña se benefician de un programa de microcréditos.
Las mujeres de esta comunidad marfileña se benefician de un programa de microcréditos.

Esta experiencia solidaria de la mano del cura de Brens dejó un gran impacto en José María Blanco y Mercedes Cambeiro

12 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La solidaridad desatada en torno a Égueire, la asociación promovida por el cura de A Ameixenda, Brens y Buxantes, Desiré Kouakou, que ayer celebró una cena para recaudar fondos en el Insua de Cee, está teniendo un gran impacto no solo en Gran Lahou, la comunidad de la que es originario en Costa da Marfil, sino también entre los parroquianos que forman parte de este proyecto.

El ceense José María Blanco González es uno de ellos. Junto con su esposa Mercedes Cambeiro Louzán, La Gallega, como la conocen en la familia y en el colectivo, visitó la comunidad de Désiré y Abiyán, la capital marfileña, a finales de septiembre. Aunque apenas fueron 15 días sirvieron para cambiarle la forma de ver muchas cosas. «He visto muchos países, de todo, gente pobre, rica,... y no estoy diciendo que aquí no se pasen necesidades, pero allí las carreteras, por poner un ejemplo, son peores que las que había aquí hace 40-50 años, muchas de ellas todavía de tierra», relata José María, que se crio en Venezuela, trabajó muchos años en Suiza y ya tuvo ocasión de conocer anteriormente otras partes de África, como Kenia, Tanzania, Somalia o Mozambique.

Más que las carencias materiales, lo que verdaderamente le impresionó en Gran Lahou es la humanidad de sus habitantes. «A Désiré lo quieren mucho, pero, al margen de eso, todo el mundo te saluda por la calle, te abre su casa... He estado en auténticos palacios con el suelo de barro, no por sus lujos, sino porque como se entrega la gente, que son todo nobleza, esfuerzo y sacrifico».

Le impresionó especialmente el señor que, postrado por una grave enfermedad, ha cedido el terreno para la maternidad que construye Egueire y que les dijo «aunque yo no la veré finalizada estoy contento porque quedará para la comunidad».

También le sorprendió como son las mujeres las que toman las decisiones importantes, siempre reunidas debajo de un árbol y cómo el pueblo aprovecha sus recursos. Por ejemplo, encontraron unos huevos, que a la postre resultaron ser caimanes y que ahora enseñan a las visitas.