Los antiguos trabajadores de la cantera de Carballo, cerrada en el 2001, se reunieron de nuevo
20 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La minería tiene un peso muy importante en la historia industrial de la Costa da Morte, desde los tiempos de los romanos hasta, como quien dice, anteayer. En este segundo grupo temporal está la mina de Santa Lucía, en lo más alto del Petón de Berdillo, que pertenece a la parroquia de Artes, en Carballo. Y como muy cerca está la capilla de Santa Lucía, ese fue el nombre que le quedó.
Empezó a funcionar en 1982 y se cerró en el 2001, cuando se acabaron las reservas de cuarzo, que de eso se nutría. Empezó a funcionar de la mano de Ramón Andrade Liñares, y tres años más tarde pasaría a la multinacional noruega Erimsa. Lo cuenta y recuerda Marita García López, que trabajó mucho tiempo en sus oficinas, y ha sido la impulsora empujada y apoyada por excompañeros, de la comida de extrabajadores, celebrada ayer en el restaurante Cima de Carballo. En total, 31, que pasaron por la mina en algún momento.
Unos, poco, y otros, bastantes años. Los hay que no pudieron estar, claro: porque están lejos, porque fallecieron, porque no pueden... Pero aun así se juntaron un buen número, que en la mayor parte de los casos hacía una eternidad que no se veían. Todos hombres, salvo Marita, claro. Y todos posaron juntos y lucieron una pancarta creada para tal fin: Primeira xuntanza de traballadores da canteira da Mina Santa Lucía. Una buena parte, procedentes de la parroquia coristanquesa de Erbecedo, sobre todo del núcleo de Silván, porque de allí es su primer jefe, pero también hay de Oza, de Carballo... Fueron tiempos muy activos, de mucho trabajo, hasta que el material, las reservas, se agotaron. Marita se fue entonces a otra explotación en Vedra, donde pasó 15 años, hasta que se jubiló.
De la explotación a cielo abierto a un polígono privado
La mina de Santa Lucía era una cantera de cuarzo rodado a cielo abierto, así que no se precisaban explosivos para trabajarla. Las plantas de ferroaleaciones de Carburos Metálicos de Cee y Sabón eran clientes principales, y el resto se embarcaba en el puerto de A Coruña para Noruega.
Tras terminarse el trabajo, el lugar quedó algún tiempo inactivo, y hasta el primer tripartito municipal, el del 2003-2007, había valorado la posibilidad de que fuese una especie de parque natural. Pero no, la compró Desguaces Lema (grupo Lemaco, también con la empresa Demolnor), que tiene también instalaciones en Madrid, Sabón y Tordesillas. Ahora es un impresionante polígono privado, con centro de gestión y reciclaje de residuos no peligrosos de más de 330.000 metros cuadrados. La idea de parque no se desechó del todo, porque el propietario ha aprovechado las lagunas y su entorno para construir unos llamativos jardines privados.