Las huellas de la religión | Seguro que aún vivirán descendientes que puedan aportar datos del artista
28 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En 1901 tomó posesión del curato de San Martiño de Razo Benigno Cortés García, sacerdote de San Xurxo de Codeseda, donde había nacido el 22 de agosto de 1861. Miembro de una familia con varios sacerdotes, el joven fue enviado a Santiago para estudiar en el Seminario, donde comenzó a desarrollar simpatía por las artes, especialmente por la pintura. Tras ser ordenado sacerdote, fue primero capellán en su tierra, pasó luego por las parroquias de Campo y Leobalde, y fue párroco de Santa María de Vilariño (Vilasantar), antes de llegar a su destino definitivo: Razo.
En Razo, procuró hacer varias mejoras en los templos: donó una talla para la iglesia parroquial, instaurando una nueva devoción: «Imagen del Sagrado Corazón de Jesús, adquirida para la iglesia de Razo en el año 1902 por el párroco don Benigno Cortés García (…) fue tallada la imagen por el escultor José García Vilariño, se había encargado para la parroquia de Présaras de donde fui promovido a este beneficio». En 1917, ya que la capilla estaba bastante indecente, mudó y reconstruyó la ermita de Santa Mariña: fueron empleados materiales bastante baratos y de mala calidad y, de este modo, en 1948, finado ya don Benigno, se volvió a cambiar el sitio con el objetivo de hacerla más sólida. El nuevo emplazamiento se llamaba El Oratorio, donde posiblemente existió un peto de ánimas, cuyas piedras fueron reaprovechadas para hacer el campanario de la iglesia.
Mártir
Al igual que la capilla, la imagen antigua de santa Mariña no movía la devoción de los fieles, por lo deteriorada que estaba. Así, en 1915 Benigno encargó la imagen actual, con la mártir vestida a la romana, con la palma, el lirio de la pureza y la espada, representando los tormentos que sufrió.
El escultor hizo con gran detallismo las orlas del manto, los galones, la trenza del cabello… Sigue la iconografía de la imagen de santa Susana de la catedral de Santiago, obra de Aniceto Marinas (1902), repetida por los escultores compostelanos del momento. Como copia, el escultor Vilariño hizo otra de menor tamaño para dar a besar a los devotos, y que actualmente se encuentra en el expositor del templo parroquial. Ahora bien, si nos fijamos en la base de la talla que se encuentra en la capilla, junto al nombre del promotor, Benigno Cortés, aparece el del escultor A. Lancipée. El libro de fábrica de la ermita dice con todo detalle en una nota de 1915: «Imagen de santa Marina, hecha en Santiago de Vilaño, su tamaño uno dieciséis de alto, madera de ciprés, criado en Galán (Pastoriza) siendo el escultor Antonio Lanupet Graña, su precio cuatrocientas sesenta y cinco pesetas».
Francia
El apellido Lancipée llegó a Vilaño desde San Pedro de Arette, en el Pirineo francés, obispado de Bayona, en las primeras décadas del XIX. De allí habían venido Pedro y Santiago, hijos de Fernando Lancipée y María Casau y Lagite. En Vilaño existía otra familia de franceses: los Vini o Vine, asentados en A Viña. Pedro Lancipée contrajo matrimonio en Vilaño con Gregoria Lorenzo, mientras que Santiago se unió a María Rodríguez. La primera pareja pasó a vivir a la aldea de A Botica, y la segunda, al lugar de Areosa. Del primer enlace nació, entre otros muchos, Santiago Lancipée, que contrajo matrimonio con Francisca Graña, de la cual nacería Antonio, el escultor de la imagen de santa Mariña de Razo. La escritura del apellido, por el desconocimiento ortográfico del idioma, fue degenerando de Lancipée a Lanupet, Pee, Pe o Pet. No sabemos más de este escultor, ni tenemos más obras suyas documentadas en Bergantiños, pero viendo la destreza y las influencias iconográficas de la imagen, no cabe duda de que su formación está en Compostela, y seguro que aún vivirán descendientes suyos en Vilaño que puedan aportar datos sobre la desconocida carrera de este artista de ascendencia francesa.