«A María del Monte la tengo cruzada desde ese San Xoán al que no vino»

CARBALLO MUNICIPIO

Personas con historia | Como presidenta de la comisión de fiestas, la de artista andaluza es la espina clavada de María José Facal. También docente de Religión, ya jubilada, a esta carballesa le ha tocado pasar duros momentos en su vida. Para muestra, una grave pancreatitis
11 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.María José Facal (Carballo, 1954) siempre ha vivido en la calle Camino Nuevo, aunque a lo largo de su vida cambió de número. Sus padres regentaban la droguería y perfumería Alfredo Facal, en esa rúa carballesa, de la que ella se ocupó también un tiempo, pero por lo que se hizo conocida fue por ser presidenta de la comisión de fiestas. De ahí le quedó una inquina que todavía le dura. «A María del Monte la tengo cruzada desde ese San Xoán al que no vino», reconoce casi en broma. Fue algo serio porque la cantante suspendió el concierto que tenía apalabrado con solo 48 horas de antelación. «Envió un parte médico que podía haberle hecho algún amigo», dice. Todavía hoy no la cree y recuerda la noche que pasaron en vela los organizadores para suplir a la vocalista andaluza.
A pesar de su ánimo y simpatía María José Facal ha pasado momentos muy duros en su vida. La feliz infancia se truncó con la enfermedad de su padre y su prematuro fallecimiento. Ella misma estuvo a un paso de la muerte. Una pancreatitis gravísima, que le dejó una diabetes como secuela y que hizo que los facultativos se plantearan su supervivencia día a día. Cuando estaba suficientemente consciente para preguntar lo hacía por su gravedad, del uno al diez. «El médico me decía que ocho, pero me engañaba en cosas. Me tomaban la temperatura y siempre me decían que tenía 38 grados, cuando en realidad eran muchos más», explica. Al principio creyeron que era una apendicitis y la operaron, pero no mejoraba. Le hicieron un TAC. «Lo que vieron era tremebundo, aún leo los informes y me asusto», dice.
Sin embargo, no fue así en ese momento. «Siempre estuve más preocupada por la salud de mi madre que por la mía», dice. Se había quedado viuda en 1973. Cuando su padre enfermó, María José estaba interna en Placeres, en la provincia de Pontevedra. La mandaron regresar. «Estuvo a punto de morir y querían tenerme ahí. Pasaron tres años y lo que temían ocurrió y esa pérdida se vino a sumar a otra muy importante para María José. Solo habían pasado 12 meses desde que los dejara una tía materna que fue una segunda madre para los Facal Díaz. La feliz infancia se había terminado de repente.
María José empezó Magisterio, su vocación. No pudo ir a Santiago con sus amigas y se anotó en Coruña. Iba y venía y por la tarde ayudaba en el negocio familiar. «La mía fue una madre coraje», dice. La mujer terminó por quedarse ciega a causa de la diabetes y al cuidado principal de su hija.

Terminó la carrera, empezó a trabajar en la entonces Academia Leus y arrancó con la oposición, pero no se presentó. Alquilaron el local de la droguería y perfumería a Caja Madrid y a ella la contrataron como profesora de Religión. Dieciséis años estuvo en el Xosé Pichel de Coristanco, y trece, en el Fogar de Carballo.
Allí se jubiló, pero no como a ella le hubiera gustado. «Mi ilusión era haber terminado con la tiza en la mano, pero no pude», explica. Los dos últimos años estuvo de baja a causa de una grave depresión, un cuadro que había comenzado tiempo antes. De la primera se recuperó, pero recayó. Tuvo un período bueno y volvió a enfermar hasta que las horas bajas fueron más continuadas que las altas y tuvo que separarse de la enseñanza. «Tenía una vocación clarísima», explica. Se despidió de los alumnos con 65 años y 9 meses, como ella especifica.
«Xosé Manuel Eirís me propuso como presidenta y lo dejé cuando gobernó el tripartito»
María José Facal sucedió a Chano Calvo y a Antonio Iglesias en la cabeza de la comisión de fiestas del San Xoán carballés. «Xosé Manuel Eirís me propuso como presidenta y lo dejé cuando gobernó el tripartito», explica. De hecho lo que ocurrió es que «prescindieron de mi». Explica que durante el tiempo que estuvo en la organización de las fiestas no hubo intervención alguna por parte del gobierno local, aunque el Concello aportaba una parte importante del presupuesto. El resto procedía de las atracciones de feria y de la revista. Cuando el BNG gobernó con el apoyo de Terra Galega y el PSOE la cambiaron.
Facal Díaz llegó a la comisión poco después de morir su madre. Hasta entonces había estado cuidándola, pero después decidió abrirse. Tenía relación con su hermano con personas del Cine Club Carballo y otras entidades y fue así como se introdujo en la actividad social y cultural del municipio.
Recuerda los retos a los que se enfrentó la entidad, las críticas constructivas y como fueron incorporando mejoras y también algunos problemas como esa noche vela para encontrar sustitución para María de Monte con solo unas horas para hacerlo. También el boicot de los mayores cuando les quisieron trasladar su baile del centro de día a la plaza del Concello y la actuación de Melendi en el aparcamiento del centro comercial, un obsequio de los supermercados Gadis apenas unos meses antes de que se convirtiera en un cantante famoso. También de la necesidad de incluir a jóvenes en la comisión para programar actuaciones a su gusto.