La psiquiatra Beatriz Ferreiro se establece en Carballo tras trabajar en Suiza, Reino Unido y Francia

CARBALLO MUNICIPIO

Natural de Oza, aboga por la prevención y la inversión en la salud mental
06 mar 2024 . Actualizado a las 11:20 h.La psiquiatra Beatriz Ferreiro (Oza, Carballo; 1985) abrió hace pocas semanas su consulta en la calle Desiderio Varela. Supone, de alguna manera, el regreso a casa, tras varios años de formación, trabajo y especialización que la han llevado por varios países europeos, toda una experiencia personal y profesional. Sobre todo, para quien tiene la psiquiatría como algo vocacional. «Gústame o trato humano, global, coas persoas», explica, y eso en su rama es lo necesario. Desde pequeña, ya desde cuando iba al pediatra, sabía que quería dedicarse a la medicina, y con los años pensaba que realmente su destino estaba en esa especialidad, en los niños, pero a la hora de hacer prácticas en la carrera, y además en la Unidade de Saúde Mental de Carballo, supo que su destino estaba en esta vía.
Y por esa senda caminó. En sus estancias formativas pasó por un hospital de día en Porrentruy, en el cantón de Jura, en Suiza, muy cerca de Delémont, la capital, Fue ahí donde descubrió a numerosos emigrantes de la Costa da Morte (es un destino histórico habitual). También pasó por Oxford, en Inglaterra, por la unidad de agudos adolescentes. Después recaló en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, y más tarde se fue de nuevo al Reino Unido, a Londres. Un periplo amplio y variado. «Quería ver como ver como funcionaba esta disciplina noutros lugares», explica.
Cuando terminó la especialidad, se decantó por el área infantojuvenil, y cogió la maleta rumbo a Francia esta vez. Al departamento de Orne, en Normandía, el sur de Caen. Cuando acabó, volvió a Galicia, con destino al hospital de Cee. Fue una temporada, porque después regresó a tierras normandas, en el hospital departamental. El siguiente destino estaba esperándola muy cerca, más al oeste, en la Bretaña. En la ciudad de Saint-Brieuc, al norte de la región, en el departamento armoricano. «Todas estas experiencias foron moi enriquecedoras», explica, además de tener que manejarse en inglés y en francés, según el caso, ya que en las consultas de salud el dominio de la lengua ha de ser alto para conectar plenamente con los pacientes.

Extrae muchas conclusiones de esas etapas, sobre todo la alta valoración que los médicos le tienen en esos países, y en concreto a los de la salud mental. «Hai como máis respecto», indica. Y ningún problema por ser extranjero, de hecho la acogieron siempre muy bien.
Ese enriquecimiento profesional, esa manera de ver su trabajo en lugares y situaciones diferentes, lo aprovechará en su nuevo reto de su consulta carballesa. No solo en su especialización en niños y jóvenes, sino en pacientes de todas las edades. De momento lleva poco tiempo, pero los casos que ha vistos son aspectos comunes en todas partes: el trastorno por déficit de atención y actividad, ansiedad, depresiones... La casuística de todo lo que atiende o puede atender es enorme. Y cada vez con más frecuencia, pues, frente a posibles complejos o miedos de hace años de acudir a una consulta de salud mental, en la actualidad «hai unha total normalidade, a xente sabe que a saúde mental é iso, saúde». Y sobre todo, desde la pandemia, con la gente más alerta ante esas posibles necesidades, con más responsabilidad. En cuanto a su principal especialidad, la de los jóvenes, Beatriz Ferreiro advierte de las cada vez mayores dificultades a las que se enfrentan los adolescentes, con adicciones o riesgos que hace años eran impensables.
Por eso, esta doctora aboga por invertir en salud mental, en prevención e información ya en las etapas escolares. Cree que eso es fundamental para evitar males posteriores, y sobre todo se evitan la cronificación de determinadas patologías.